Blas Deker.-- Caras B y Rarezas.

Corría el año 2023, más o menos, y la sociedad había experimentado evoluciones muy avanzadas en lo que respecta al respeto. Todo se respetaba. La lucha contra lo que pudiere resultar ofensivo para cualquiere, estaba alzándose victoriosa. Lejos empezaban a quedar ya aquellos tiempos en que decirle a alguien: "Oiga, lo siento, pero no estoy de acuerdo con usted", hería los ánimos del otro. Por fin se entendió que manifestar desacuerdo con alguien es menospreciarlo, es agresión sicológica y es en definitiva la más abyecta forma de supremacismo. 

Pues bien, resultó que en tierras catalanas, donde se dedicaba tradicionalmente a Sant Jordi un día al año por ser el patrón, un colectivo de animalistas cayó en la cuenta de que el venerado santo debía su fama y renombre al hecho de haber atravesado a un dragón con su lanza. Y llevándose las manos a la cabeza, iniciaron una campaña publicando sus argumentos por todas partes, hasta que las autoridades llevaron el caso al Congreso. 

Allí se debatió largamente y se acabó por declarar a San Jordi personaje non grato. Principalmente los animalistas esgrimieron que el mencionado santo optó directamente por ensartar al dragón sin siquiera valorar por un momento la posibilidad de reducirlo mediante un dardo tranquilizante o algo por el estilo, sino que haciendo gala de un machismo intolerable, tiró de testosterona y se cargó al animal, demostrando a sí su catadura moral, su poca empatía y la mierda de sádico que era. 

También hubo quien tímidamente dejó caer el dato de que el dragón era un ser más simbólico que real, pero el sector antiofensas con muy buen criterio respondió que si alguien es capaz de asesinar violentamente a un ser mitológico subido encima de un maltratado caballo, qué no sería capaz de hacerle a un bulldog o una cobaya.

Y así se terminó con la fiesta de Sant Jordi para siempre. Y, menuda carambola, además la gente dejó de regalarse libros. 

# posted by Blas Deker @ 11:42 a. m.