domingo, diciembre 30, 2018

 

--LO QUE CORRE POR DEBAJO DE LA VIDA--


-UN DÍA CUALQUIESE-

NARRATORE- Ernesto llegó corriendo al hospital. Su mujer se había puesto de parto.
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ERNESTO- Hola, doctor Gil. ¿Cómo está el asunto?
DR. GIL- Han sido mellizos.
ERNESTO- ¿Los dos?
DR. GIL- Sí. Y como ha sido prematuro, están ahí en las incubadoras. Acompáñeme. Puede verlos a través de la cristalera. Mire, son esos dos bebés de ahí.
ERNESTO- No sé, doctor, a mí el de la derecha sí me parece un niño, pero el otro es una cría de muflón. 
DR. GIL- Es posible.
ERNESTO- ¿Y dice usted que son gemelos?
DR. GIL- Ah, no, no, no... No empecemos a tergiversar. Yo no he dicho gemelos. Yo he dicho mellizos. Y los mellizos es normal que no se parezcan porque se forman en envases linfáticos distintos. Los gemelos van en el mismo paquete y por eso son iguales.
ERNESTO- Ya, pero una cosa es que no se parezcan y otra que como mínimo deberían pertenecer a la misma especie, ¿no?
DR. GIL- Vaya, hombre. Nos ha salido remilgado el señor. Me temo que necesitaremos la ayuda de un experto en psiquiatría.
ERNESTO- Ya, pero con un psiquiatra lo único que tendremos es una perspectiva de la realidad, una visión sola, subjetiva, cercenada y parcial.
DR. GIL- ¿Y qué sugiere usted pues?
ERNESTO- Que debería venir también un loco.
DR. GIL- Me parece bien. 
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NARRATORE- Al cabo de unos minutos aparecieron en la sala dos personas, una con bata de manga corta y otra con camisa de mangas largas.
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DR. GIL- Siéntese aquí si es tan amable, señor psiquiatra.
EL PSIQUI.- Gracias doctor Gil. Traigo conmigo a este loco que no sé cómo se llama.
DR. GIL- No importa. Tome usted asiento, señor loco.
EL LOCO- No, muchas gracias, prefiero no tomar nada hasta el mediodía.
DR. GIL- Como guste.
EL PSIQUI- ¿Ve cómo está loco?
DR. GIL- No lo dudo, señor psiquiatra, pero vayamos al grano porque tenemos un problema y es que el señor Ernesto no acepta algo tan simple como que dos mellizos sean diferentes.
EL PSIQUI- Vale, entiendo. Hola, don Ernesto. Le formularé una sencilla pregunta: ¿En algún momento usted se ha interesado por el estado de sus hijos?
ERNESTO- Bueno, no, la verdad es que no. Pero, oiga, ver que uno de ellos era un muflón me ha descolocado por completo.
EL LOCO- ¿Te ha explotado la puta cabeza, no? 
ERNESTO- Hombre, claro, era lo último que me esperaba, francamente.
EL PSIQUI- Tendrá que llevarlo a terapia.
ERNESTO- ¿A quién?
EL PSIQUI- Al choto.
DR. GIL- Y a rehabilitación.
EL LOCO- O a una cordillera.
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NARRATORE- En ese momento avisaron en urgencias de un accidente múltiple en la A-42 y ya la noticia de los mellizos pasó al olvido.
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(Fragmento de la obra "CAGARME  EN TU PUTA MADRE, NO ES NI ESCATOLÓGICO NI MACHISTA, ES METAFÓRICO, IMBÉCIL." del filósofo griego Platónguer)




martes, diciembre 25, 2018

 

--EL MISTERIO DE LA NAVIDAD--



Aquella mágica noche, el cielo fue surcado por un astro del modelo cometa.
Tres aristócratas sabios lo vieron, montaron en sus dromedarios y decidieron seguirlo.
Eran Kropotkin, Bakunin, Marx y Engels, Martin Luther, Trotski, Thomas More y su hermano Roger Moore.
Caminaron por las dunas del desierto tras la estrella masticando el polvo y la oscuridad hasta que llegaron a un sitio habitado. Era como una especie de aeródromo donde los ricos del lugar guardaban sus avionetas de recreo. Y allí, en una de las naves estaban ellos: Un señor con barba, una señora sin barba, un bebé precioso, una vaca de la cadena de tiendas Ale-Hop, una mula muy pequeña que ladraba y se lamía las pelotas y un chico negro que bailaba en el tejado junto a su primo Will Smith.
Era la puerta del Hangar de Bel- Air.
Gentes de todas partes iban llegando con presentes para el recién nacido. Allá estaba Led Zepelin, pero no el grupo de rock, sino un hispanoamericano al que sus padres habían puesto de nombre Nelson Led Zepelin Manuel de los Santos Dylan Mendoza. 
Como digo, todos llevaban cosas para regalar. Este Led Zepelin por ejemplo, les había llevado una huevera de esas de doce, con una docena huevos dentro.
Denver Nuggets, que no era ningún pobre latino bautizado así, sino un equipo de baloncesto de la NBA, también había llevado una caja de huevos por jugador, lo que sumaba un total de diez o doce docenas.
Un grupo de folklore nicaragüense que se hacían llamar "Carlos Bujía Copón y los del Paracaídas", empezaron a cantar una mierda que decía no sé qué de sulibeyarle unos perjúmenes a una mujer, y como no llevaban huevos, Will Smith desde el tejado los echó gritando: ¡Antes pasará un calabacín por el culo de un camello, que el reino de los cielos enhebrará una aguja! ¡Buenaventurados pues los pobres porque ellos no necesitarán billeteras!
Entonces por efecto llamada, apareció Durruti, el buenaventurado y se presentó a todos deseándoles salud. Al oír eso salió un tío de Valencia, que pudiendo llamarse Vicente se llamaba Chimo, se acercó al bebé, le ofreció la mano para que se la chocara y le dijo: ¡Che, ¿cómo estás?! y le dio un estuche de huevos.
Los tres sabios de los camellos le llevaban al niño manifiestos comunistas, teorías del socialismo, manuales de cómo ser anarquista en tres sencillos pasos, y un fajo de puros habanos. (Era increíble que no se les hubiera ocurrido obsequiarle con huevos)
El pequeño no prestó atención a los libros porque apenas sabía leer, pero de inmediato se interesó por los puros empezando a chupar uno de ellos con entusiasmo. Eso hizo mucha gracia a la concurrencia y en una asamblea convocada allí mismo, resolvieron llamar a niño Che Hueveras. (Cabe destacar también que un señor absurdo -porque siendo de Zaragoza se apellidaba Soria- llevó como regalo una boina que el tierno retoño aceptó con gusto)
Era un crío muy espabilado, pero raro: aprendió antes a decir "palomo" que "papá", que es bastante más difícil.
Pero, bueno, el caso es que Marx y Engels tuvieron varios hijos entre ellos y otros tantos con diferentes personas, y ninguno fue jamás considerado mesías ni nada que se le parezca. Por eso se cabrearon y se hicieron ateos considerando injusto el reparto de mesiazgos entre la población. No se podía consentir que sólo los hijos de unos pocos fueran mesías. "¿Qué pasa -se decían-, que si eres hijo de un dios, ya eres mesías automáticamente en plan hereditario, y en cambio si eres hijo del proletariado, no? Puto nepotismo... "
Bakunin y Kropotkin también tuvieron descendencia y ninguna estrella guió a nadie para que fuesen a adorarlos ni hostias. 
¿Por qué esa estrella condujo hacia un austero garaje y no a un palacio de deportes, o un museo de la ciencia, por ejemplo? 
¿Por qué esa fijación de regalar huevos? ¿Quizás por ser la criatura medio humana y medio pollo, ya que provenía de un ave? 
¿Por qué los hijos de los anarquistas nunca son mesías? ¿Porque no nacen de huevos? ¿Aquel perro simulaba ser una mula porque tal vez era policía?
En fin, hay tantos misterios en torno a todo esto, que probablemente jamás lleguemos a saber la verdad. No les interesa que se sepa.



sábado, diciembre 01, 2018

 

--CURSO ACELERADO DE ESPAÑOL INTERNACIONAL--

Los usos de la lengua del Reino Hispánico varían según el lugar en que nos encontremos. Por ejemplo, en el Caribe al plátano le llaman "banano" o "banana", en Argentina al té le llaman "mate", en Canarias al pienso le llaman "gofio" y en Chile a la guindilla la llaman "patria". 
Pues bien, en la lección de hoy abordaremos los adverbios de tiempo, "ahora" y "luego" según las formas mexicanas.
Crucemos pues este interesante río "ahorilla":
Cuando en México dicen "hasta lueguito" se refieren a que volverán en unos breves instantes. 
"Hasta luego" lo dirían si esperan volver a vernos en un espacio de tiempo medio, tal vez unos minutos, un cuarto de hora, más o menos. 
Si no piensan regresar en horas o tal vez días, la expresión que cabría esperar siguiendo su lógica, sería "hasta luegón", "hasta luegote", o "hasta luegazo", y quizás en una versión más culta "hasta lueguérrimo". 
Esas serían las expresiones más habituales que necesitamos conocer para desenvolvernos con soltura en aquellas tierras. Aunque para dominar perfectamente el español mexicano también convendría tener en cuenta variantes más inusuales como "hasta lueguineche" si nos dirigimos a un vasco, o "hasta lueguing" o "see you luéguerly" si nuestro interlocutor es de habla spanglish.
Y si tratamos con un pijo imbécil (pleonasmo), lo apropiado sería "hasta lueguis".
Y, bueno, en este punto lo dejo, porque ahoritita mismo no me apetece escribir más. 
Así pues, hasta lueguirri, que diría un gilipollas.


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