lunes, julio 30, 2012

 

--EL HOMO FOIE--



Yo he visto nacer al hombre-pasta, 
creo, 
al hombre de granja, 
al humano transgénico como si dijéramos.
Nunca duerme a la misma hora, nunca come a la misma hora, nunca está despierto a la misma hora… 
Nunca está despierto. 
Tiene los ojos desconectados del cerebro, así pues lo que ve y lo que procesa no cuadra ni una vez al mes. Y las orejas también. Los oídos, quiero decir, sin conectar.
Es la gallina de la bombilla, el caimán de terrario que mira rectilíneo un punto estéril desde una pupila en pausa, 
es la mascota idiota, 
el tonto extenso, extendible, untable, homologado. 
Un embudo en la boca y un forceps en el culo. 
El homo-hígadopodrido, el homo-pensamientopaté: el hombre pateado. Un enfermo ubicado donde lo suyo es estar enfermo, un tipo normal pues.
Hace como 30 ó 35 años empecé a fijarme en los primeros ejemplares. 
Y empecé a horrorizarme. 
Me dije: pronto serán igual de delirantes el peón y el capataz, el capataz y el aparejador y el aparejador y el arquitecto. 
(Yo quiero que sea igual un celador que un médico, pero igualando por arriba. Y si no es posible tanta altura, por el medio, coño)
El medio: El tipo medio joven-medio maduro, se levanta a las ¿a las cuatro? porque curra de fresador en una fábrica de no sé qué maquinarias. Se desplaza desde un barrio de Madrid hasta Leganés, o Torrejón, o Colmenar.., o desde Barna hasta El Prat o Sabadell o Mataró… 
(El que vive en Cornellá, trabaja en Sant Andreu, el que es de Sant Andreu en Cornellá; el de Madrid en Guadalajara y así… Tócate los huevos. El caso es producir pasta de loko, fuá de pirao)
Metros y trenes de cercanías todos los días, todas las mañanas, todas las noches, ¿cercanías?: siempre lo llevan a uno demasiado lejos, SIEMPRE. 
Y demasiado temprano. 
Luego lo devuelven demasiado tarde, cuando la vida ya ha cerrado:
-Cari, ha llamado tu madre, que vayamos el sábado. Ah, y tenemos que ir a recoger a los críos dentro de media hora y de paso nos metemos en el súper, que hay leche de oferta y me paras en la farmacia un momento que pillaré aspirinas. El domingo ya sabes, tenemos cumple en ca mi hermana. Siete años ya la Vero. Un rollo pero hay que ir.
-¡Ostiaputa, joder!


Hombre-envasado, instala el mensaje: un arcón en el trastero repleto de congelados es el bienestar. Una butaca en la que cerrar los ojos mientras un televisor proyecta colores en tu frente y dibuja una final de tenis sobre tu careto tanatórico, soñando por ti, meciéndote en esa hamaca que diseñó una araña para cerrarse en torno a tu masa corporal de hombre-grasa como un capullo mortal: Un capullo conteniendo a otro, qué cousa mais linda.
Todo cristo está majara y apenas lo sabe un diez por ciento o menos. 
Los animales de granja están de la puta olla todos, como los del zoo. Es decir, tanto los obreros que barren aceras vocalizando como el culo, como los que se lo curran en un despacho y saben tres idiomas de puta madre.
Somos animales tarados, desnaturalizados, y ahora creadores compulsivos de lógicas individuales y de creencias solubles. 
Y no nos damos ni cuenta. 
No entendemos una mierda. 
Sobre todo los demás.
El paté de hombre, el hombre-batido, se marcha de la vida, con un millar de neuras, extravagancias y manías a las que cree simples rasgos del carácter. Qué va: está como una puta chota y no sabe por qué hace la mitad de las cosas que hace (de hecho, ni siquiera sabe que las está haciendo)
El tren de cercanías lo aleja de la vida, lo lleva tan brutalmente lejos de ella que el retorno al observador se le antoja imposible.
Sobrasada-man. El hombre de ojos demasiado abiertos o demasiado cerrados, crispado o letárgico, 
el hombre zumbao de la cabeza, 
el gran salto cualitativo de nuestra especie en los últimos 35 años. 

Y heme aquí, haciendo una vez más aquello que critico en otros: yendo de analista.
Me cago en mi puta madre, tío.
Y en la de vosotros también, claro, naturalmente, por supuesto, faltaría más.





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