sábado, noviembre 29, 2008

 

-LOS CONFINES DEL LÍMITE.-

RESUMEN:

Frederic estaba enamorado de Montse, la funambulista borracha, y de una cazuela de barro hecha de aluminio, o sea que no era de barro a mi modesto entender.

Esa situación no podía sostenerse.
El juez que los separó por medio de cirugía, le concedió los bienes materiales a Montse, el abrigo de visón a Frederic y todas las monedas de oro a la cazuela.
Mientras, en la cazuela, unos niños bien, de los que nacen con un talonario bajo el brazo y una barra de cuarto en la bragueta, decían sin comillas, ya no queremos tanto oro, nos vamos a hacer marxistas troskistas leninistas estalinistas y autopistas. (Anatoli Autops era un líder revolucionario ruso que vivió entre 1920 y 1962, y murió entre 1945 y 1970.)

Oh, no, que se nos va de las manos: cómo obviar que en otra novela contigua a ésta, el tipo del semblante grisoscuro-grisdepre-negroclaro chupaba de su cigarrillo, se tragaba el humo sin masticarlo 28 veces como debieran hacer los dentistas, (dios, cuánto me gusta decir esto) y apuraba su taza de absenta cutre con pizquitas de ceniza y posos de café.
Joseph, al que cariñosamente llamaban Pepeph había ido unos días antes a la licorería para adquirirse una absentita potente, de las de 80 grados y color violáceo severo, pero el inútil de la tienda no tenía y se hubo de conformar con la corriente, con el J&B de las absentas como si dijéramos, creo que se entiende. Al menos un borracho con algo de currículum lo entendería rápido. Hay que pillar las tajadas con dignidad, cojones, pensaba Joseph peleándose con sus personajes. Quería que cada uno de los personajes de la novela fuese diferente a cualquier otro de cualquier otra novela y además distintos entre sí. Pretendía que uno fuese de la edad media, otro del romanticismo, otro de la nueva ola, otro del futuro....
Pero el futuro no existe, ni el pasado si me apuras, sólo existe el hombre del tiempo, ese que dice que mañana lloverá como si existiera la lluvia. Mentecato de mierda.
Al escritor ese que también es un mentecato y un mierda se le coló del libro de al lado un niño pijo que renunciaba a una caldera llena de oro, o a un caldero, -que cuesta adivinarles el sexo a los objetos aún más que a las personas- jodiéndole la línea argumental con la barrila de que quería ser germen de revolución. La puta madre, dijo el escritor Pepeph para sus adentros, un riquito politicaldestroyer, un chico de biberones gran reserva revolusionalio.ya.tu.sabe.mi.helmano. Un jodido Che, primer puesto en ventas de camisetas. Y qué gran sentido del homenaje en aquella ciudad española, ponerle su nombre: Visite ElChe, la ciudad adoptiva de Ernesto Guevara. Pero, coño, si casi todos los ideólogos han sido aristócratas. Cómo va a salir del pueblo analfabeto un ideólogo de nada, como no sea de fornicar melones, cabras o gallináceas.
Vaya, como si lo viera, la gallineta de Llach celosa de una sandía. Se conoce que el campesino de arraigo decimonónico le ponía las astas a la clueca mientras su mujer, la legítima, se entretenía dando a luz como cada año.
En esto que el hermano de Bécquer, el que nació muerto, pobrecito, escribía sandeces como -arrancaré mis ojos de su fisonomía, prefiero que lloren en los bolsillos donde pañuelos secos les hagan sudario, no quiero tener facciones que me sean conocidas cuando intenten copiarme por los reflejos, pasar por las aceras sin un saludo, muera el gesto, y dejar mi calavera sin rastro de pensamiento, luciré unas traidoras cuencas donde la infecta mosca se dé cobijo, para cerrarlas luego con las pestañas en un rito asesino, dos plantas carnívoras que me presenten al mundo desde el reverso, dos horribles heraldos que desafinen tocando a muerto...- y casi en rima.
Pero en fin, que todo esto se lo puede uno meter cuesta arriba como los supositorios. Por cierto ¿ya no se recetan? Ay, señor, me gustaban tanto de niño. Y aquellos que iban para el pecho y las bronquitis o los mocos, -y que eligieron iniciar su viaje lo más lejos posible del destino- dejaban en el rectilíneo un aliento mentolado que daba gusto. Bésame el culo, decía uno con una sonrisa que despertaba el orgullo tribal de los papás.
Joder, ahora que estábamos en lo más interesante, se acaban los anuncios.
http://teaserland.com/festival/AMOR-NEGRO.html

domingo, noviembre 16, 2008

 

-UNA DE GUERRA-

Todos creemos que la Historia viene en los libros de texto, cuando lo único que se plasma en ellos son las mentiras institucionalizadas.

El soldado anónimo Ralf Malone Casares llegó a las costas francesas en el día D. a la hora H. (Hora G en Canarias) a bordo de un velero a remos que medía cien metros de babor por quince de eslora.
Para no ser descubierto por los rústicos radares de 1.944, hizo la travesía atado a la quilla del barco aguantando la respiración.
Procedía de una excelente camada de sextrillizos, pues los seis tenían sexo al nacer, unos de varón y otros de hembra. La madre, doña Ernesto Casares Denver, se cambió el suyo al enamorarse perdidamente de don Edward Malone Casares, primo en segundo grado de ella y marido en primeras nupcias también de ella.
Ralf enseguida destacó como el hermano más valeroso, temerario e inconsciente de todos. A los cuatro años se dejó la barba, y a los cinco la encontró. A partir de ahí ya no se afeitó nunca más.
Abandonó la universidad de estudios primarios y se alistó en la marina con grado de sargento. Con ocho años fue el suboficial más joven del ejército estadounidense, con doce el brigada más joven de toda América, con catorce el alférez más joven de occidente, y con quince el soldado degradado más joven del mundo.
Descontento con unos métodos castrenses a los que juzgaba blandos, huyó de los calabozos del cuartel y decidió formar sus propias fuerzas de choque. Dedicó una década entera a reclutar por los bajos fondos voluntarios que se le adhirieran, pero ante la negativa general, se fundó como ejército él solo.
En esa época Adolf Hitler Casares, el primo malo de la familia, se había adueñado de Alemania y pretendía hacer lo mismo con el resto de Europa.
Londres se derrumbaba bajo la aviación Panzer y el norte de Africa era devastada por los tanques de la Raf alemana. El 12 de Marzo, el presidente electo de Italia, el general Patton y su sobrino Rommel pactaron apellidarse con dobles consonantes para poder reconocerse secretamente, y asesinaron a Mussolini, que se había puesto también dos consonantes pero era un traidor infiltrado con jeringuilla.
En España, el caudillo Franco esperaba la caída de Hitler para poder -cuando las tropas aliadas se relajaran por haber ganado la guerra- saltar en emboscada y apoderarse de América y Europa en un par de escaramuzas.
Pero a Ralf, que concentraba en su mente el poder estratega del Julio César, Napoleón Bonaparte, Aníbal, Atila, Carlomagno y Anatoli Karpof, no le pasaron inadvertidas estas intenciones. Él no se fió nunca del general español. Las palabras de su abuelo paterno resonaban en su pensamiento: Nunca te fíes de alguien cuyo segundo apellido no sea Casares. Y si lo fuera, desconfía doblemente.

De ese modo zarpó en medio de la noche desde Pearl Harbour, aprovechando la confusión que produjeron los japoneses, y se encaminó a Francia.
Mientras surcaba los mares, podía ver desde la quilla a los submarinos evolucionar por los fondos como titánicos escualos.
Al día siguiente llegaba sigilosamente a la costa, secaba su fusil, comprobaba su granada, se quitaba el sarro con el machete y se encendía su primer cigarro insolente.
A partir de ahí, ya saben, Europa no habla alemán ni inglés. Bueno, inglés sí, bastante, pero no todos.
Y si no se lo creen, vayan a ver la peli.
http://teaserland.com/festival/Una-de-Guerra.html
Y voten, claro.
NOTA: En realidad no se llamaba Ralf Malone Casares.

This page is powered by Blogger. Isn't yours?