domingo, abril 27, 2008

 

--ENSAYO-- EL NIHILISMO FÁCTICO--

Todo el mundo pertenece a una familia, excepto los que no.
Las plantas, por ejemplo, pertenecen a la familia de las gramíneas o al orden de los prosimios. Todos los altavoces pertenecen al orden de los sub.búfers o a la subespecie de los tuiters.
En cualquier caso la familia homínida de los seres personales, es una rancia figura de abyecto vasallaje.
Por un mundo nuevo, limpio de estigmas e arcaísmos e anacronías vetustas, cedamos la custodia de nuestros hijos al Estado. No más soportar hermanos desaboridos y pelmas. No más padecer a padres arbitrarios, desfasados, hiperproteccionistas o babosos.
En un Estado tutorial y paternalista, el recién nato se criaría en la compañía de los otros miles de bebeses y nenillos de las nuevas polis-guardería, con lo cual habría de soportar a centenares de hermanos virtuales, en vez de a los tres o cuatro con que suele contar la familia obsoleta tradicional.
Parece pues una contradicción en toda regla.
Formalmente lo es, pero subyace en el trasfondo un efecto paradójico: Al desenvolverse el niño con todos los demás infantes, en su mayoría tan insoportables cual si fueran de su propia sangre, ese niño individuo aprende a odiar aún más al conjunto de la especie, a desidentificarse del semejante. Pero su acción refractaria esta vez deviene en global, en un rechazo fundado, no instintivo, que conducirá a un porvenir en que los seres humanos, una vez abolida la perniciosa célula familiar, tomen real conciencia de que igualmente los individuos afamiliares son merecedores de inquina. Con lo cual la humanidad en su conjunto, tras un par de generaciones, decidiría acabar de una vez por todas también con el individuo. Y de ese modo, extirpados los cánceres tanto de la familia como del ser unitario personal, el imperio de la armonía natural tomaría el cetro de un mundo perfecto, libre de acciones humanas.
Sería cuestión de previamente haber terminado de exterminar a los demás animales biológicos y a las plantas de familia botánica. Tampoco estaría mal eliminar el aire, el agua, la libre asociación de moléculas y la electrónica en general.
(Ponencia expuesta en el 4º Congreso de Librepensamiento Reactivo de La Haiga, Países Bajos.)


miércoles, abril 16, 2008

 

-EL PASADO- SEGUNDA PARTE-

...el pasado es como nuestra basura existencial, el detritus lamentable que fuimos. Usted tal vez hoy no se considere un mierda, y hasta quizás no lo sea, pero no dude que lo fue. Su pasado está ahí para refrotárselo por los hocicos.
A mí personalmente mi pasado me avergüenza, pero empleo un antídoto eficacísimo para ese feeling: me avergüenzo de mi presente y temo por mi futuro. Esa técnica es mano de santo. Infalible. Pruébenlo en sus tristes domicilios.
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ENTREMES
Aún recuerdo en una de mis anteriores vidas, cuando me llamaba Nicanor...
Tuve en esa mi tercera reencarnación, una novia que amé como jamás se ha amado in this world. (The planet earth, me refiero.)
Era pizpireta, pecosa, menudilla y británica por parte de mother (se pronuncia “moder”, como “estar a la moder,” o “qué moderna eres, por dios”, que equivale a “qué materna eres, my god.”)
Pues como digo, ella, Dorothy Snake, me tenía sorbido el seso, que en inglés se dice “ses”, como “qué ses appeal tienes”, que significa “qué cerebro más atractivo tienes.”
Y yo, como eso era en el siglo dieciocho, no osaba tocarle ni sus preciosísimas tobilleras, que en el idioma de ella sería algo como: No bear touch her tobillion dollar baby.
Íbamos a la ópera, a ver a Puchini. Nos poníamos en un palco rinconero, y ni veíamos la obra, ni escuchábamos a los cantantes. A mí me bastaba ella. Ella era toda la música que yo necesitaba y todo el cante que mis sentidos podían soportar. (En esa época era normal no higienizarse apenas.) (El signo de los tiempos.) (En inglés: the sign of the century, que traducido sería algo como: es la señal de un hombre mitológico mitad hombre, mitad caballo.) (Que en esa lengua se escribe “horse” y se pronuncia como “jorse”, con hache aspirada, suave.)
Hay gente que se llama José, a la que coloquialmente llamamos Jose, sin acento, como caballo en inglés.
Ella gustaba de llamarme Horse María, pero yo la corregía con dulzura: Jose es mi segundo nombre (my second nomenclaturated name.) pero mi primero y definitorio es Nicanor, y así debes llamarme si a lo nuestro pretendes un feliz y largo final, como yo anhelo.
Al cabo de varias docenas de óperas más sin pasar de los tobillos, algo en mi interior me alertó de que aquello no iba a resultar. Tomé sus mejillas entre mis manos, la forcé a mirarme fijamente a los ojos (my eyes, que suena “mai ais”, o sea como un lamento, un ayayays.) y le pregunté:
-¿No te apetezco acaso ya, Dorothy, mi amor.?
-Es que eres un sobón y me agobias. No dejas de tocarme los antebrazos.
-Oh, yo sólo te amo con locura de loco. (“Crazy”, cuya fonética aproximada es “creisi”, y anuncia crisis claramente.)
-Pues yo no sé, ya no estoy segura de myself. (“Maiself”, o sea de tener sed de mí, como yo la tenía de ella.)
-¿No te apasiona mi fuego, pues, querida mía.? ¿Has cesado tu combustión.? ¿O tu amor se ha ido helando ante mi vehemencia sin que yo de darme cuenta me haya dado cuenta.?
-No sé. Si eres buen chico y muy majo, pero siento que el germen de la indiferencia se ha adueñado de mí y ya no me produces nada.
-¿Nada.? ¿Ni una chispita.?¿Nada de nada.?
-Nada. Ni frío, Nicanor.
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Y ahí fue a parar lo que pudo haber sido una bella historia. Es una bolsa de basura más de mi imperfecto pretérito pasado, aunque se remonte a unos cientos de años y a otra de mis vidas.
Y eso me hace saber algo: Que en la próxima reencarnación habré de resignarme ante lo que habrá sido mi paso por la actual.
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OLDIES: (Yayerías.)

martes, abril 01, 2008

 

--EL CRIMEN DE LA TUBÉRCULA ERRÓNEA--

-¿Es el teléfono de los desesperanzados laicos en singular.?
-Sí. Aquí mismo. ¿Qué le acontece.?
-Verá, soy una molesta ama de casa, y estaba preparando unas alcachofas para el guiso de pollo con alcachofas... sniff.., sniff...
-Prosiga, prosiga, prosiga.
-Y el caso es que cuando cortaba una de ellas, se me ha venido un vacío existencial impresionante. La miraba cómo cedía ante la cercenante gravedad de cuchillo y......, creo.., creo.., que ha muerto en mis manos. ¿La alcachofa era un ser vivo, no.?
-Sí, pero no llore, por favor. Enjúguese las lágrimas y enjuáguese la boca. No sufra. Ya vienen muertas en la bandeja de plástico. Estuvieron vivas , es cierto, pero al súper ya llegan fenecidas. No la mató usted, no se culpe. Mueren bajo el sadismo ingrato de su propio agricultor.
-El caso es que cuando le quitaba las hojas más duras, las del exterior, esas que no se ablandan ni cociéndolas seis meses, he visto con asombro su forma interna, que es como la externa pero un poco más pequeña, y una vez recortada su coronilla y su rabo, me ha parecido....., oh...., oooh.., sniff....
-Tranquila, mujer. Serénese y procontinúe.
-La alcachofa muerta y recortada, se me ha figurado como una figura geométrica viva..., bueno, exviva. Y no he sabido en mi mente aturdida cómo calificarla. Eso me ha rasgado el alma cual yo rasgué la suya.
-¿La mía.?
-No, la de la tubércula alcachofa.
-Perdón, no se me venga abajo con lo que le voy a decir, pero debo apuntarle que la alcachofa no es un tubérculo, sino un vegetal.
-¿Ah, no.? ¿Y de qué orden, si puede saberse.?
-Hortalizo.
-Oh, señor, señor....
-Proceda a continuar, si le place, porfavorio.
-Bien... Y la cosa es que no sé qué figura geométrica orgánica es la alcachofa que he matado con mis propias manos horticidas.
-Que nooo, que no la mató usted. Deje de autoflagelarse con eso. No se auto castigue. No se auto lesione el corazón con tal desasosiego, que me inflige dolor a mí también, pues empatizo.
-Parecía una forma geometral, como un prisma, un cono, un lagarto dentro de un cubo..., no sé..., no sé cómo explicarme, ni cómo me siento, ni qué era esa alcachofa para mis ojos y mi conciencia de ciudadana de bien.
-Vayamos por partes.
-Vayamos.
-El lagarto era un reptágono, y la alcachofa..., espere, estoy consultando.... La alcachofa un alcachofaedro.
-¿Regular.?
Mmmm..., deje que mire... Sí, alcachofaedro regular, regular, porque va bien para el colesterol.
-Bueno, ¿y con la alcachofa regular qué hago.? ¿Le doy un digno entierro, o la meto en la olla.?
-Mujer, yo diría que una vez sabido que usted no la mató, ya no ganaríamos nada, ni usted, ni yo, ni ella, con inhumarla. Mejor la guisa con el pollo.
-Ah, vale, me ha quitado un gran peso de encima de la conciencia dolorida. Es que quizás lo que me pierde es que soy muy hipersensible.
-Venga pues, que no pasa nada. ¿Ya se siente mejor.?
-Sí, sí. Gracias, experto.
-Por cierto, una curiosidad: ¿No se habrá cargado usted también al pollo.?

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