martes, abril 02, 2013

 

--CENTROS COMERCIALES, LA SUPERTIENDA--



-PADRE, YO ME CONSUMO-
Es curioso, para algunas cosas soy un carroza súper actualizado (modern-yayer) y para otras más clásico que los botines de charol (cárcamal-yayer).
Echo muchísimo de menos, añoro con grande nostalgia, aquellos tiempos en que uno iba a una ciudad a comprarse una camisa y se la pateaba de cabo a rabo mirando escaparates. Luego, entre kilómetro y kilómetro, se detenía a tomar una cañita y descansaba un rato.
Pues bien, hace un par de días estuve dando un rulo por el centro comercial más grande de Europa -según aseguran las propagandas. (¡¡¡EL MÁS GRANDE DE EUROPA, COLEGAS!!!)
Y cuando uno oye que algo es lo más grande de Europa, supone que estará en el sitio más grande y/o poblado de Europa, ¿no? Pues no. No está en Londres, ni en París, ni siquiera en Madrid o Barcelona: lo tenemos en Zaragoza, la capital de Aragón, una región que enterita no llega ni a la mitad de habitantes que las ciudades que nombré antes. Pero bueno, sea como sea, ahí se ha montado el colosal megashop.
Es realmente bonito y tiene su encanto, no puedo negarlo, pero no deja de ser un centro comercial, un parque temático del consumo en mitad del monte.
A mí, con mi gusto por lo antiguo en este caso, me apetecían más los centros comerciales cuando se llamaban Cáceres, Tarragona, Pamplona, Sevilla.., y no Puerto Venecia. Y aún me gustaban más las tiendas cuando en sus rótulos se leía Sastrería Ramiro, Confitería Ozores, Ultramarinos Cecilia, Lencería Paqui, Cafetería Velázquez o Mesón La Pizarra.
Yo prefiero que cada fulano pueda intentar su negociete y tenga la oportunidad de defenderlo tal y como era antes, y no como ahora, que todas las tiendas están en manos de una docena de cabrones y todo dios trabaja subordinado a ellos. Cadenas y más cadenas, franquicias y más franquicias… Todas las tiendas de todas las ciudades son la misma tienda. Un Mango, un Ikea, un KFC, un Zara, un Stradivarius, un Calzedonia son lo mismo en Valencia que en Moscú. Todo igual en todas partes, vayas donde vayas.
Ya todos los negocios son de los mismos caciques. Ya todo cristo trabaja para la misma gente. Ellos imponen los precios a los productores, a los proveedores, ellos deciden los salarios de todos los que intervienen en el proceso desde el inicio hasta el último cajero y ellos finalmente nos indican qué hemos de comprar y por cuánto.
Ningún paisano normal y corriente puede competir con eso ni ciego de orujo. Para tu pequeña tienda de camisetas jamás podrás conseguir un precio como el que ellos exigen. En la puta vida podrás vender unas zapatillas de las que venden a 9, porque a ti ya de coste te valen 12.
Si, señoras y señores, antes las tiendas se llamaban tiendas y eran individuales; ahora se llaman cadenas y son multinacionales. (Cadenas, oigausté, tome nota, se llaman CADENAS, directamente)



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