lunes, noviembre 29, 2021

 

--UN CUENTO DE NAVIDAD --

 

CAPÍTULO I

Antonio Mundano era alto y cheparudo, lo cual no le impedía tener mal aspecto. Nunca conoció a sus padres pero afortunadamente a lo largo de su vida sí pudo conocer a padres de otras personas. Por su condición de huérfano, el concepto de familia en él era muy valorado. Y como no la tenía propia, se compró una de cobayas. Inicialmente sólo constaba de macho, hembra y dos crías, pero en menos de tres años tenía el piso infestado de roedores y el casero le echó.

CAPÍTULO II

Se mudó a Tenerife, a una pequeña casa en un barrio tranquilo lleno de familias hogareñas. Y como estaban cerca de Navidad, se presentó a los vecinos ofreciéndoles algo en una bandeja, tal como había visto hacer en mil películas americanas. Tocó el timbre y abrió una ancianita pelirroja. Y tras ella apareció un señor que, o bien tenía el pelo transparente, o es que era calvo. Cuando le quitaron el papel de aluminio a la bandeja, lo que había allí resultó ser una piedra grisácea de buen tamaño. Ellos se extrañaron, pero Antonio se apresuró a aclarar que era tan pobre que no tenía nada que ofrecer, y por eso cogió una piedra del campo. La mujer se puso a llorar diciendo que le agradecían la intención y que por favor pasara dentro a tomar un café con pastas, o un té con pastas, o un licor con pastas. Y Antonio accedió.

----ANUNCIO---



CAPÍTULO III

Con el tiempo se hicieron bastante amigos y muchas tardes lo invitaban a merendar. Como es natural, a medida que fueron conociéndose, también fueron comprendiendo sus costumbres. A esa familia le gustaba tomarlo todo con pastas, porque eran emigrantes italianos y añoraban las cosas de su tierra. Antonio, no obstante, cuando cogió confianza, dejó de comerse los raviolis del café o las infusiones. Y también dejó de llevarles piedras.

Una tarde, Antonio les resumió un poco su vida. Les contó que tenía veintiocho años, que era huérfano, que se crió con unas cobayas en un piso de diez metros cuadrados en Madrid, que cuando acabó los estudios superiores se dieron cuenta de que no tenía los inferiores, que pese a ello ganó el premio Pulitzer de las Artes por un muñeco de plastilina que hizo, que había vivido en Somalia, Sri Lanka, Afganistán y Murcia, y que se había venido a Tenerife gracias a un vuelo de avión.

---ANUNCIO---



CAPÍTULO IV

Aquella pareja de viejecitos aceptaron a Antonio Mundano tal y como era, brindándole el calor familiar que nunca antes tuvo. En cuanto llegaba diciembre, salía siempre a la calle con el abrigo de pieles, la capucha, el pasamontañas, los guantes, las gafas de nieve y las raquetas de los pies. Durante todo el tiempo que vivió allí fue considerado el personaje más excéntrico de las Canarias. Pero para los ancianos era como un hijo, de unos desconocidos, pero un hijo al fin y al cabo.

CAPÍTULO FINAL

Cuando los ancianos murieron le dejaron toda la herencia a Antonio, que supo administrarla con prudencia. Lo primero que hizo fue comprarse ocho perros y un trineo.

FIN




lunes, noviembre 22, 2021

 

--LOS CUENTOS BREVES DE ARMANDITO LAFOYETTE--


Armandito Lafoyette vivía en un barrio de casas con patio. Y el vecino de al lado siempre estaba haciendo ruido. Si no podaba los setos, taladraba, enchufaba la aspiradora, cortaba el césped, o hacía leña con la motosierra.
Y Armandito como era de natural rencoroso y vengativo, harto de ese cabrón, decidió ponerse a pintar la valla todos los domingos a la hora de la siesta, atándole cencerros al mango del rodillo.
FIN




domingo, noviembre 14, 2021

 

--LAS CULTURAS Y ESO--

 

Por lo visto cuando en Tokio, Pekín y alrededores se empezó a comer con palillos para no ponerse perdido de estofado, en Zaragoza nuestros viejos aún comían ahí en plan guarro con las manos. Uno a cero a favor de ellos, sí señor.

Pero lo flipante es que ahora, miles de años después, con el nivel de tecnología que se gastan los tíos, continúen con eso. No me digas que todavía piensan que lo más útil, práctico y cómodo para comer son dos mierdas de palillos. ¿Cómo es que no han evolucionado ese rudimentario sistema ni siquiera para llegar a una puta pinza? Misterios del ser humano.


¿Por qué no montan los coches con clavos y martillo?



This page is powered by Blogger. Isn't yours?