domingo, febrero 08, 2009

 

-EL PORSAQUISTA-

RUDY MENTARY O´CONNOR OF THE BERNARD
(1.940 – 2.005 = 65)
Extracto del informe médico nº 32.076 cedido por el Anthrophologhisthic & Socialisthic Instithuthe Phsichologyc of Santhiaguerly of the Camphus Esthelae. (Bostonderry)

DR. PANAKOTAS KURTINAITIS.- Dígame si me equivoco, Sr. Mentary. Usted dedica todo su tiempo libre a dar por el saco a sus semejantes. Y se autodemomina porsacador. ¿No es cierto.? ¿Podría explicarse, sisplau.? Piense que soy un médico de los mejores.
RUDY- Si, claro. Algo –no sé qué es- me impele a porsacar. Y esa actitud al principio me llevaba a conflicto continuamente. No sólo con mis congéneres, lógicamente, sino también y lo que es más grave, a una guerra interna conmigo mismo, porque lo cierto es que no me gusta causar daño a mis semejantes y salir indemne. O sea, cuando yo porsacaba a alguien me sentía bien, era como una droga, pero luego me dolía y la carga del arrepentimiento me mortificaba hasta alcanzar momentos de tal desesperación, que me quería quitar la vida rollo suicidio y tal.
DR.- ¿Y qué línea tomó como trayectoria evolutiva su trastorno mental, si tenemos en cuenta que ya mi padre era médico de prestigio.?
RUDY- Verá. Yo era y sigo siendo un hombre muy humano, de corazón humanista practicante. Por eso sufría tántamente. El impulso a porsacar era irreprimible y no tenía cura. Ya lo había asumido. Tiene que comprenderse. Es como los cleptómanos ratas, o los ludópata viciosos, o los drogados indeseables. Entonces sometí a mi corazón y a mi cerebro a una sesión intensiva de deliberación. Hice que mi hermano el grande me atase a una silla durante tres largos días. Luego no sabía ni andar. Pero aunque no llegué a una solución definitiva, sí a una vía paliativa: Seguiría porsacando, pero pagaría por ello un justiprecio.
DR.- Y ahí es donde usted se hizo famoso por su peculiar modo de actuar. ¿Podría relatar minuciosamente su anomalía de conducta trastornativa, siempre y cuando no olvidemos que ya mi abuelo era jefe de psiquiatría a los doce años en el Instituto Pavaroti para la Regeneración de las Cuerdas Vocales.?
RUDY- Bueno. La fórmula era que sólo porsacaría a la gente si con ello me perjudicaba yo. Al principio, por ejemplo, gozaba pagando los peajes de las autopistas en ventanilla y siempre con chatarra, para que además de porsacar al empleado cobrador, se vieran porsacados los demás conductores que venía detrás, puesto que formaba unas colas impresionantes. Muchas veces rizaba el rizo y le daba mal el importe para que después de tirarse contando monedas un cuarto de hora, me tuviera que decir con la cara de odio, “señor, faltan tres céntimos.”
Qué gusto daba oír a los tíos de los coches dando bocinazos, blasfemando e imprecando a mi madre.
DR.- Mire, este documento tan antiguo prueba que mi bisabuelo fue premio Nobel de psiquiatría en el año 17. Pero, siga, siga, por favor.
RUDY- Y la cosa es que a partir de mi ejercicio de autoayuda, mi porsaquismo dio un giro sustancial.
DR.- Explique algún ejemplo de su deficiencia conductual auto y extra lesiva, así como la reacción que obtuvo de los perjudicados que ignoraban su patología de usted y que en mi familia somos celebridades de la medicina desde antes de cristo.
RUDY- Un día estaba aburrido y me fui a un supermercado enorme, de esos que tienen más de 30 cajas y que suelen estar abarrotados de clientes. Pues bien, me di unas vueltas por dentro y de pronto vi a una señora que empujaba un carro hasta arriba de productos. Aquella mujer seguro que se había tirado al menos dos horas para llenarlo de esa manera. Y se me ocurrió algo genial. Vi que iba sola y la estuve vigilando hasta que se fue a las margarinas y dejó el carro un momento. Entonces yo se lo pillé sin que se percatara y me largué a toda leche a la caja más lejana. Aquello estaba hasta la bandera de gente. Entre que buscaría el carrito por sus cercanías y lo grande del recinto, era imposible que me pudiese localizar. Así pues, hice cola todo satisfecho, pasé la compra, la pagué y me la llevé para casa. Fue maravilloso. Porsaqué a la mujer bien porsacada. Tuvo que repetir toda su compra de nuevo, además le eché a perder la tarde, luego se sentiría mal por haber perdido el tiempo y la compra, y encima si se lo contaba a alguien iba a quedar como una completa torpe. Pero lo mejor es que a mí la fechoría no me había salido de balde. Me había costado 128 euros, los yogures de plátano no me iban, no uso bragas nunca, las camisetas eran rosas, de tirantes y pequeñas... En resumen casi nada de lo que compré me cuadraba en absoluto. Sólo aproveché dos latas de foie para echarle a los macarrones. Lo maravilloso pues, es que pagaba mi penitencia. En el pecado estaba implícita. Y por fin pude dormir esa noche sin sentirme un gusano.
DR.- Patológico, efectivamente. No nos queda casi tiempo. Le ruego que si tiene algún ejemplo más sea conciso, breve, sucinto, extractivo, sinóptico y esquemático. Que si no, no nos dará tiempo de comentar que el primer homo sapiens era veterinario y fue el primer Kurtinaitis del que se tienen datos.
RUDY- Bien. Luego algunas noches me hacía el borracho y cantaba a todo pulmón por las calles hasta que los vecinos llamaban a la policía. Era cojonudo. Me llevaban detenido al cuartelillo, me hacía la prueba del alcohol y daba cero. Yo les explicaba que era broma, que lo hacía por porsacar, con lo cual me tenía que soltar. Pero me multaban, claro, y ahí redimía mi falta. Después de eso, unas veces me iba a casa a disfrutar serenamente de lo hecho, como quien se echa el cigarrín postpolvo y otras reincidía porque me sentía con ganas de marcha.
DR.- En fin. ¿Sabe usted por qué estamos solos, por qué lo estoy estudiando, y por qué voy a dispararle ahora mismo con este revólver.? ¿No.? Pues porque desde que se apuntó usted a mis terapias de grupo, ha conseguido que no quiera venir nadie y me está arruinando la carrera.
RUDY- Je, je, es que no puedo evitarlo. A usted le caerá la perpetua y a mí me costará la vida. Un día perfecto.

This page is powered by Blogger. Isn't yours?