miércoles, abril 21, 2010

 

--S.O.S.---EL PERSONA--

Hace años que vengo advirtiendo periódicamente del calentamiento sistemático y el planeta global.
Vistos los últimos estragos vulcánicosísmicos -una hermosa palabra bitíldica-, el tema recobra una alarmante vigencia.
El deterioro atmosférico es ya evidente. Y si no, miren: El sábado me llegué a un Garden Center y en un momento dado mi acompañante se interesa por una macetilla con lindas flores, me la arrima al narigo y me dice ¿huele?, y yo pegando una potente esnifada contesto, pues no, ni el carajo.
Esta anécdota no pasaría de ser una anécdota si no fuera porque no lo es. Es, por el contrario, algo muy gravísimo y sintomático que debiera comprimirnos las huevas y apretarnos el culo más que un baño con cubitos. ¿Y por qué?
Compañeros del alma: estoy convencido de que tienen casi todos ustedes la respuesta.
En efecto, ¿cómo hostias va a oler una mierdecilla de flor, si estábamos dentro de un enorme invernadero rodeados de plantas y no olía a nada en todo el recinto?

El persona humano está matando el planeta, señores y señoras. Pronto no olerán ni los ajos y tendremos que meternos un dedo en el ojo para llorar cuando pelemos cebollas. El fin del mundo está cerca y lo estamos propiciando nosotros, emitiendo gases tóxicos a la atmósfera, tirando chicles al suelo, esquilmando los mares que hay en los océanos, extinguiendo especies del ecosistema que contribuyen al equilibrio, como los monos (hay que joderse, qué equilibrio tienen los cabrones), contaminando lumínicamente la galaxia, vertiendo detergentes tanto a ríos fluviales como a torrentes de menor jerarquía pero no por ello menos dignos, echándonos perfumes, lacas, desodorantes..., cazando ballenas hasta matarlas, sulfatando con alevosía transgénica las legumbres y hortalizas, peleándonos en garitos,  desforestando los montes, empobreciendo el aire, la tierra y el uranio, haciendo series para televisión, produciendo toneladas y toneladas de basura no degradable pero harto desagradable, liberando decibelios que desorientan a las aves, agujereando la estratosfera con cohetes espaciales y llenando de ondas de todo tipo las materias que conforman el mundo. En fin, a qué seguir...

¿Pero es malo que el persona se cargue el mundo?
Pues según se quiera mirar.

VISIÓN Nº 1
La Tierra, un día u otro palmará. Siempre hay trabajos sucios. Los trabajos sucios son una mierda, vale, pero alguien debe de hacerlos: El persona los hará.
¿Debe cargar en su conciencia la carga de cargarse el mundo?
Pues igual no. Nos pasamos de frenada cuando criticamos al persona por joder cosas, cuando no es ni de lejos el único que lo hace.
Verbigracia:
La Madre Naturaleza alberga en su seno pájaros que comen frutas o bayas contenedoras de semillas y que más tarde las cagan donde les encarta, difundiendo así la flora botánica por los diferentes suelos planetarios; en cambio también hijos de la misma Madre son aquellos animales cuyos orines o deyecciones fecales compiten con el ácido sulfúrico en cuanto a virulencia corrosiva. Así pues, mientras unos propagan vida, otros la defenestran con dos cojones.  Y no es demagogia, que hay suficientes estudios, tanto teóricos como empíricos, que lo acreditan: Planta un geranio y que lo mee un gato. Adiós geranio.
Por otra parte, pecaré de perogrullez si afirmo que los volcanes en erupción contaminan lo que no está escrito, o que los maremotos sumámicos  y los huracanes destruyen en un par de horas lo que la Madre Naturaleza tardó en sacar adelante siglos enteros.

PUNTO 2º
Mientras el persona intenta pelar el planeta, debemos reconocer que hay plagas que intentan pelarlo a él. Sí, sabemos que el persona es también una plaga, pero ¿mejor o peor que las otras?
Pues por un igual, más o menos.
Los invernaderos, por ejemplo, son una forma de defensa que han adoptado el homo y la dona sapiens para evitar que las otras plagas los aniquilen. No obstante el persona es ante todo humano –por tanto anómalo*- y a pesar de la amenaza, intenta ser un destructor lo más natural posible.
Dice el doctor en biología Ajoloff Palme: “Para conseguir un cultivo en invernaderos lo más parecido al tradicional de campo abierto, estamos ensayando invernaderos paralelos donde cultivar diferentes plagas. Pronto tendremos una importante cantidad de mildiu aplicable a viñedos indoor”
Para quien no esté al corriente, aclararemos que el mildiu fue un brote de cepa de gran influencia en la antigua industria vitivinícola. (Ver Wikipedia)

BARRA 3
*El persona es anómalo y muýmalo –palabra compuesta pero caprichosamente monotíldica- por una sencilla razón: por naturaleza.
Es el único ser que nace ya con perversión incorporada: la facultad del pensamiento.
¿Y qué riesgo conlleva eso?
Pues que el persona es, queridos amigos, el único ser capaz de flipar sin tomarse nada. 
  

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