sábado, abril 25, 2020

 

--LA GRAN RECETA--


En estos tiempos de recogimiento domiciliario debido al Covid19 (18 en Canarias), todo el mundo se ha volcado en temas de cocina y repostería.
Por eso aprovecho para publicar una receta sencilla pero que modestamente creo genial. 
Se trata de llenar de agua una olla grande, llevarla a ebullición y cuando esté hirviendo bajar el fuego al mínimo y dejarla que se vaya reduciendo despacito.  Al cabo de unas cuantas horas, la vamos controlando hasta que veamos que sólo queda un dedo de agua. Entonces apagamos el fuego, la dejamos enfriar y listo, ya tenemos nuestro magnífico medio vaso de agua.
¿Y qué ganamos con eso, se preguntarán ustedes? Pues muy sencillo:
Al haberla reducido poco a poco, igual que ocurre con las salsas, sofritos o caldos, el agua que nos queda está súper concentrada, con lo cual sólo tomando ese pequeño vaso será suficiente para que nuestro organismo se mantenga hidratado durante días o tal vez semanas.
Salud. 



domingo, abril 19, 2020

 

--EN MANOS DE LAS MOLÉCULAS--



Sir George McAllister era el archiduque más pulcro, ceremonial, protocolario y meticuloso que haya visto un ser humano.
Lo conocí en 1997 cuando le entrevisté para la revista Local Geographic, aprovechando que había venido a  veranear a su palacete de Gandía. 
Quedamos en un restaurante típico y dejándose aconsejar por mí, pedimos fideuá para dos.
Él se comía los fideos sujetándolos con el tenedor y cortándolos uno a uno por la mitad con el cuchillo. Era, como buen aristócrata británico, flemático en extremo. Acabamos de comer a las once de la noche, pero eso me vino bien, pues dispuse de tiempo sobrado para efectuar la entrevista y charlar con él largo y tendido.
Les haré un somero resumen:

-Lord McAllister, estoy muy feliz de poder hablar con usted.
-Yo también. Me encanta su revista. Creo que dan un tratamiento veraz y escrupuloso a los temas científicos y le felicito por ello.
-Gracias, milord, eso intentamos. Dígame, usted además de descender de uno de los linajes más influyentes del Reino Unido, es una autoridad en bioquímica, ¿no es cierto?
-Efectivamente. Soy fundador-director de la Academia Británica de Biomedicina Molecular. Y lógicamente estoy doctorado en dicha materia.
-¿Y qué investigan ahí?
-Si las personas tienen moléculas, si todos tenemos el mismo número o hay quien acapara, si los átomos que las componen pertenecen al mismo género o no, etc.
-Todo un mundo, sin duda.
-Es apasionante. Pero el gran público no repara en ellas. Imaginemos que los dos átomos que componen una molécula son del mismo género y no como en el agua, unos hidrógeno y otros oxígeno; pues bien, eso podría abrir una ventana a la explicación de la homosexualidad. Si sus moléculas están compuestas por átomos gays, usted será un organismo homosexual. Mire, Hay un tipo de carbono que está formado por átomos de la misma clase con lo cual es gay, mientras que en el agua todos sabemos que conviven tríos formados por un átomo hetero, el oxígeno, y dos bisex, que son los hidrógenos…
-Qué interesante.
-… Y también la mala suerte. A través de la investigación molecular podríamos llegar a saber si la mala suerte asimismo viene determinada por las moléculas. Hemos visto que los átomos tienen que asociarse para formar moléculas ¿verdad? ¿Pero así de fácil? ¿Se juntan y ya está? ¿Sin problemas? ¿No podría darse el caso de que algún átomo fuese rechazado por los otros, o no se sujetase y se cayera del grupo, o se fijase mal a la estructura molecular y quedase así como colgando? 
-¿Está usted insinuando la existencia de átomos torpes?
-Exacto, amigo mío. Nos formulamos preguntas clave para la ciencia: ¿Existen átomos torpes ? ¿Si una persona está compuesta por moléculas patosas, puede dar como resultado que se le caigan las cosas, tropiece mucho, se corte a menudo o se accidente con todo? 
-Y a eso lo llamamos mala suerte, ¿no?
-En efecto. Pero afortunadamente cada ciertos años el cuerpo humano se regenera por completo y nos da digamos unas segundas oportunidades. Así pues, yo mismo, desde los 40 años hasta que cumplí 46 ó 47, fui una de las personas con más mala suerte del mundo. Fíjese que compré un velador para la terraza y me cojeaba. Tenía tres patas, oiga. Hasta llegué a enojarme y esbozar en mi rostro un gesto hosco.
-¿Y tenía tratamiento?
-Sí el de sir o el de lord.
-Pues menos mal que fue pasajero.
-Ciertamente.
-Pues, nada, le deseo mucho éxito en sus trabajos y que lleguen pronto a desvelar esos secretos que aún nos esconden las moléculas. Mil gracias Lord McAllister.
-De nada, un placer. Permítame como colofón dejar a los lectores de su revista un mensaje final: Ahora las moléculas tal vez sólo sean el presente, pero tengan la certeza de que dentro de unos años serán el futuro.



 

---UN POCO MÁS--









sábado, abril 11, 2020

 

--SOBREDOSIS VIÑETANTE--















domingo, abril 05, 2020

 

--INFO DE INTERÉS--


Hoy he cogido el teléfono y me he decidido a llamar a alguien que fuese una autoridad en cuestiones deportivas. Así que acreditándome como periodista, he llamado al profesor Ortega, que es el preparador físico del Atlético de Madrid, un club de fútbol que muchos conocerán por haber salido en la tele.
-¿Aló?
-¿Sí?. ¿Profesor Ortega? Hola, buenos días. Me llamo Blas Deker y soy redactor de la revista Mundo Sport. Me gustaría conocer su opinión sobre lo que estamos viviendo y si tiene algún consejo de experto para los miles de confinados que no saben cómo afrontar la situación.
-Buenos días. Mire, en las actuales circunstancias de extrema pasividad y sedentarismo en que tenemos a tanta gente sin poder salir del piso, hemos de ser serios y disciplinados o podemos perder la forma de forma irremediable.
Mire, algo tan simple como hacer ejercicio durante 30 minutos al día, equivalen nada más y nada menos que a una media hora de actividad física. Y tanto si son flexiones, como si son sentadillas o abdominales, nos ayudan a quemar tiempo, que es realmente lo que más nos sobra. Saltar a la comba por ejemplo, sobre todo si vive en un piso, ayuda a fortalecer las pantorrillas y amplía la capacidad pulmonar una barbaridad. Las pantorrillas obviamente por los propios saltos, y los pulmones por la cantidad de gritos que habremos de intercambiar con los vecinos y la policía.
-Ya, pero ¿para no engordar, qué?
-Mire, digan lo que digan, para quemar grasa lo mejor son las sartenes. Pero de todos modos debo advertirles de que aunque con el aburrimiento nos haya dado a todos por hacer el chef, por favor no nos liemos a cocinar cualquier cosa. Hemos de asegurarnos de llevar una dieta sana y no comer alimentos que estén enfermos. Porque a fin de cuentas lo saludable es no ponerse malo.
-Pues muchas gracias, profesor.



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