domingo, abril 19, 2020

 

--EN MANOS DE LAS MOLÉCULAS--



Sir George McAllister era el archiduque más pulcro, ceremonial, protocolario y meticuloso que haya visto un ser humano.
Lo conocí en 1997 cuando le entrevisté para la revista Local Geographic, aprovechando que había venido a  veranear a su palacete de Gandía. 
Quedamos en un restaurante típico y dejándose aconsejar por mí, pedimos fideuá para dos.
Él se comía los fideos sujetándolos con el tenedor y cortándolos uno a uno por la mitad con el cuchillo. Era, como buen aristócrata británico, flemático en extremo. Acabamos de comer a las once de la noche, pero eso me vino bien, pues dispuse de tiempo sobrado para efectuar la entrevista y charlar con él largo y tendido.
Les haré un somero resumen:

-Lord McAllister, estoy muy feliz de poder hablar con usted.
-Yo también. Me encanta su revista. Creo que dan un tratamiento veraz y escrupuloso a los temas científicos y le felicito por ello.
-Gracias, milord, eso intentamos. Dígame, usted además de descender de uno de los linajes más influyentes del Reino Unido, es una autoridad en bioquímica, ¿no es cierto?
-Efectivamente. Soy fundador-director de la Academia Británica de Biomedicina Molecular. Y lógicamente estoy doctorado en dicha materia.
-¿Y qué investigan ahí?
-Si las personas tienen moléculas, si todos tenemos el mismo número o hay quien acapara, si los átomos que las componen pertenecen al mismo género o no, etc.
-Todo un mundo, sin duda.
-Es apasionante. Pero el gran público no repara en ellas. Imaginemos que los dos átomos que componen una molécula son del mismo género y no como en el agua, unos hidrógeno y otros oxígeno; pues bien, eso podría abrir una ventana a la explicación de la homosexualidad. Si sus moléculas están compuestas por átomos gays, usted será un organismo homosexual. Mire, Hay un tipo de carbono que está formado por átomos de la misma clase con lo cual es gay, mientras que en el agua todos sabemos que conviven tríos formados por un átomo hetero, el oxígeno, y dos bisex, que son los hidrógenos…
-Qué interesante.
-… Y también la mala suerte. A través de la investigación molecular podríamos llegar a saber si la mala suerte asimismo viene determinada por las moléculas. Hemos visto que los átomos tienen que asociarse para formar moléculas ¿verdad? ¿Pero así de fácil? ¿Se juntan y ya está? ¿Sin problemas? ¿No podría darse el caso de que algún átomo fuese rechazado por los otros, o no se sujetase y se cayera del grupo, o se fijase mal a la estructura molecular y quedase así como colgando? 
-¿Está usted insinuando la existencia de átomos torpes?
-Exacto, amigo mío. Nos formulamos preguntas clave para la ciencia: ¿Existen átomos torpes ? ¿Si una persona está compuesta por moléculas patosas, puede dar como resultado que se le caigan las cosas, tropiece mucho, se corte a menudo o se accidente con todo? 
-Y a eso lo llamamos mala suerte, ¿no?
-En efecto. Pero afortunadamente cada ciertos años el cuerpo humano se regenera por completo y nos da digamos unas segundas oportunidades. Así pues, yo mismo, desde los 40 años hasta que cumplí 46 ó 47, fui una de las personas con más mala suerte del mundo. Fíjese que compré un velador para la terraza y me cojeaba. Tenía tres patas, oiga. Hasta llegué a enojarme y esbozar en mi rostro un gesto hosco.
-¿Y tenía tratamiento?
-Sí el de sir o el de lord.
-Pues menos mal que fue pasajero.
-Ciertamente.
-Pues, nada, le deseo mucho éxito en sus trabajos y que lleguen pronto a desvelar esos secretos que aún nos esconden las moléculas. Mil gracias Lord McAllister.
-De nada, un placer. Permítame como colofón dejar a los lectores de su revista un mensaje final: Ahora las moléculas tal vez sólo sean el presente, pero tengan la certeza de que dentro de unos años serán el futuro.



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