Blas Deker.-- Caras B y Rarezas.

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CONTINUACIÓN DE LA LEYENDA DE LA MUJER SIN NOMBRE

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Esa mujer se casó con un comerciante de ultramar que la solicitó a su padre y tuvieron muchos descendientes.

Ella, oscura y supersticiosa, no quería ponerles nombre porque tenía el convencimiento de que traería mala suerte.

Pero él, macho y patriarca del siglo decimonono, amo y señor de las cosas, no le hizo mucho caso y mandó también en eso como era de costumbre y de derecho.

Mas para no contrariarla en demasía, decidió bautizar a su plebe empleando únicamente nombres de flores, pues vio en tan poética idea algo lindo y positivo.

Así pues, en aquella casa con vocación de jardín humano convivían Rosa, Margarita, Jazmín, Hortensia, Jacinto, Azucena, Narciso y alguno más.

Pero, ay, que al pasar del tiempo, el hijo menor cuando se vio en fuerzas y tamaño suficientes como para acometer hombrías, mató a su padre con un hacha mientras sesteaba en su mecedora abriéndole la cabeza como una sandía.

Y la noticia que recogieron los diarios de la época fue contada más o menos como sigue:

"Ayer domingo dos de marzo de mil ochocientos setenta y cuatro, en la ciudad de Zamora, entre las cinco y las seis de la tarde, Don Santiago Valdespino Arce fue brutalmente asesinado por el menor de sus hijos, el parricida ya detenido y confeso, Gladiolo Valdespino."

FIN