jueves, noviembre 13, 2025

 

--UNA MÁS DE TERAPIA, Y VAN...--


-Usted dirá.

-Hola doctor, vengo porque tengo un trastorno de personalidad versátil múltiple. Y yo ni soy poeta, ni me gusta la poesía, ni entiendo una mierda de literatura.

-Pero a ver, caballero, si ya se diagnostica usted solo, ¿para qué viene a mi consulta? ¡Hijo de puta!

-Pues por tener una segunda opinión. Y si es de un profesional, mejor, ¿no?

-Tiene razón. Veamos. ¿Y entonces, en qué se basa para sospechar su patología poética mental? ¡Muérete, cabrón de mierda!

-En que me poseen poetas, y no uno, varios. Se apoderan de mi cabeza, me la invaden y trastornan.

-Vale, le creo, pero comprenderá que yo necesito pruebas fehacientes, fidedignas y tangenciables. No me puedo arriesgar a hacer una diagnosis médica sin contar con argumentos sólidos. Está en juego mi prestigio. ¡Perro sarnoso!

-Comprendo. Si quiere le recito algún poema que me haya sobrevenido, así, porque sí, para que se haga una idea.

-Vale. Comience. ¡Pedazo de maricón!

-Bueno, ahí va:

Jamás saliere de juerga 

con hombre al que desnortase

un triste vaso de vino,

o un botellín de cerveza,

al que en lares llaman quinto.

Pues hasta para el embriague

más valdrá quien ha elegido

emborracharse a lo grande,

que el ruin que se tambalea

tras miserable chupito.

Y esto saber conviene

por obtuso que uno sea:

El alcohol guarda más ciencia,

más sabiduría y tino

de la que parecer pudiere,

pues mayor es el olvido

cuanto el borracho más bebe,

y no sufre así en conciencia

vergüenza por lo excesivo,

pues al fin ya no recuerda

ni qué tomó, ni qué hizo.

-Caramba, pues no está mal, oiga. ¡Mierda para tu padre! Parece como si fuera una especie de Quevedo actualizado.

-Ya, pero es que a mí la poesía me la bufa. Y una noche soñé que era uno que se llamaba Lorbairon, o algo así, que no sé ni quién es.

-Muy interesante, ¡puto mierdoso! ¿Y recuerda algo de esa experiencia?

-Algo, muy poco, vagamente.

-Diga lo que pueda. ¡Cerdo asqueroso!

-Vale: 

Si me tocas los huevos

te meto un piño

ke te kagas, tío.

Me cago en tus muertos.

ke no sabes tú 

kon kién tas metío,

te meto, pun, pun, pun,

te meto, pun, pun, pun,

y a tu novia me la jinco.

-Hostia, pero eso no parece de un romántico inglés ¡mierda pa tu padre!, sino de un reguetonero portoriqueño.

-Joder, pues ahí está el problema, que se me mezclan poetas, cuando eso ni me va ni me viene. 

-Bueno, pues vamos a hacer una cosa: usted en las sucesivas sesiones, me recita lo que se le vaya ocurriendo, yo lo apunto, se lo paso a un colega que tiene un primo que conoce a uno de una discográfica, y veremos si le podemos sacar algún rédito, porque a las nuevas estrellas de la música no se les ocurre ni el pijo. ¡Se pudra tu puta sangre, mamón!

-Oiga, pues no es mala idea, doctor. Pero, oiga, una cosa, perdone, ¿cómo es que lleva toda la sesión insultándome y soltando exabruptos?

-Ah, sí, qué tonto, no se lo advertí, qué descuido, lo siento. Es que tengo el síndrome de tourette, ¡te reviento, hijoputa!.



Comments: Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?