martes, septiembre 30, 2025
--LA BATIDORA--
RECORDS INSÓLITOS
Leónidas Zurrufakis batió el récord del mundo de salto con pértiga. Saltó 250 veces en una hora.
Su hermano Andreas se picó y se le ocurrió batir también un récord, pero esta vez de salto de altura, cosa que culminaría con éxito. Puso la barra a un palmo escaso, pero la saltó en la terraza del Burj Khalifa, el mayor rascacielos del planeta.
Vincenzo Testacurta, otra leyenda de los récords, ostenta la marca mundial de haber sido a sus 98 años el alpinista más viejo en morir en un ochomil.
Y el más pintoresco de todos fue Doroteo Luis Pancorbo, que entró en el libro Guinness con proezas tan singulares como estarse diez horas en una bañera llena de cangrejos con un candelabro en una mano y una lata de espárragos en la otra; o bajar ocho pisos de un edificio de espaldas, calzando aletas de submarinismo, vestido de fraile y con dos canicas metidas en las fosas nasales; o permanecer catorce días sentado en la taza del váter sin cagar ni leer la etiqueta de ningún champú; o ser capaz de estarse en la sala de espera de las urgencias de un ambulatorio 59 días, dejando amablemente que pasaran todos antes que él... y mil extravagancias más, porque lo que perseguía realmente era ser la persona con el récord de más récords batidos del mundo.
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Hay un detalle crucial en lo concerniente a nuestro futuro: los seres humanos más civilizados son los que menos se reproducen.
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La otra noche estábamos cenando en casa y de pronto en la tele anunciaron un concurso de cortos. Y entonces se me ocurrió decirles: ¡Anda, mira, un concurso de cortos, os podíais apuntar!
Desde entonces me hablan lo estrictamente necesario.
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