martes, agosto 12, 2025
--LA NATURALEZA COITAL--
Las generaciones internet se han criado viendo de todo desde muy tempranas edades. Pero ese todo no se corresponde en absoluto con la realidad. Me refiero en este caso al cine x. Son productos audiovisuales que como cualquier otro negocio, tienen que ir subiendo continuamente la apuesta para no perder clientela.
Y eso lógicamente deriva a menudo en vergüenza y frustración de los usuarios. La chavalada ve con asombro las proporciones nabales de esos hercúleos gigolós que ridiculizan al rey de bastos, ven estupefactos las enormes cavernas que tienen entre las patas las abnegadas furcias, capaces de alojar más volumen de embutido que la central de Campofrío, y se vienen abajo comparando lo suyo con lo de ellos.
Ignoran que la Naturaleza no es ni justa ni sabia. Cómo va a ser sensato ni inteligente que los amores se lleven a cabo por las cloacas y desagües del cuerpo. En qué debería estar pensando la Naturaleza para tal disparate, me pregunto, aunque sé que esto ya lo ha reflexionado mucha más gente antes que yo.
Y cómo, también me pregunto, va a ser romántico el mundo gay, si casi todas sus prácticas amorosas están íntimamente relacionadas con la mierda.
Tanto los elegetebeí como los heteros decentes y escrupulosos, debemos estar continuamente limpiándonos los meaderos, los menstrueros y los cagaleros si queremos relacionarnos de una forma saludable y civilizada. Los asuntos del fornicio son un tremendo error de la Naturaleza. Qué le costaba poner las cosas reproductivas en cualquier otro sitio de forma aséptica e independiente y no en los lugares más sucios y pestilentes. Será que no hay formas de vida en el planeta con todo tipo de diseños, como para que la Naturaleza no tuviera más opciones.
La Naturaleza nunca ha sido santo de mi devoción, nunca me ha parecido ni acertada ni equilibrada ni hostias. Y que una cosa sea natural, no significa que esté bien ni que sea razonable. Normal que estemos tan obsesionados con el folleteo: ha de ser necesariamente una fuerza brutal e imperiosa la que nos empuje a ello, porque de otro modo ni nos acercaríamos a tamaña porquería.
