Blas Deker.-- Caras B y Rarezas.

Que los hombres y las mujeres somos distintos nunca me ha ofrecido duda alguna. Pero como ya soy una persona de edad avanzada, a veces me pregunto si quizás mis pensamientos se hayan podido quedar obsoletos, porque hoy en día parece que hay bastantes sectores de la sociedad persiguiendo cualquier signo que denote masculinidad. Y a mí el machismo me parece algo troglodita, por supuesto, pero la masculinidad la entiendo como un rasgo natural sin más.

Y resulta que quien me ha puesto en bandeja esa diferencia entre hombres y mujeres de forma contundente ha sido el colectivo homosexual: He repasado mi entorno y resulta que todos los matrimonios de lesbianas que conozco tienen hijos, pero en cambio ninguno de los gays. 

Aquel multimillonario era tan sumamente cabrón que se bebía el Vega Sicilia de 500 euros en vaso de plástico sólo por echarse unas risas.

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--MATICES QUE MATAN--

Yo sé tocar el piano, lo digo en serio. Lo que no consigo es sacarle una puta melodía.

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--COSAS DE AMERICANOS--

-Hola. Mi nombre es Robertson.

-Hola. A mí me llaman Maderick.

-Será Maverick.

-No. Es que soy carpintero.

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--ANTISISTEMA TOP--

Soy tan extremadamente transgresor que cuando dan por la tele un partido de fútbol, yo busco en internet alguna plataforma pirata para verlo.

# posted by Blas Deker @ 7:28 p. m. 0 comments

El alpinismo es mi vida. Y después de haber subido ya cientos de veces los cuarenta y tres ochomiles que hay en el planeta, sólo me quedaba hacer la cima del Nightmare Mountain, que en lengua indígena significa la montaña de los renegridos mares nocturnos. (Ver foto 2)

Está en la comarca de Los Campos Altos, cerca de Tarragona, que como su propio nombre indica es tierra de empinadas y gigantescas cumbres. Nada menos que seiscientos y pico metros de altitud tiene la majestuosa cumbre a la que voy a enfrentarme. Voy sin oxígeno, sin vituallas y sin campo base. Las rutas más difíciles y peligrosas son la norte, la sur, la este y la oeste, así que en mis planes está subir por la primera que pille. Comienzo la aventura y no pasan ni diez minutos cuando empieza a ponerse hostil la naturaleza. Un sirimiri intenso me empaña las gafas y una brisa glacial me obliga a abrocharme el chándal. Me adentro poco a poco en los bosques fríos y sombríos que hay en la falda de la montaña y la nieve hace acto de presencia. No llevo ni media hora andando y ya todo el paisaje es blanco.

Salgo del bosque frío y sombrío y ahí está ella desafiándome arrogante, altiva, orgullosa y prepotente como un futbolista de mierda. Pero yo no estoy dispuesto a arredrarme. He venido a escalar y la escalaré aunque para ello haya de fracasar en el intento.

Es tan dura y agresiva la orografía de esta inhóspita tierra, que hasta se pueden ver colonias de olivos tratando de huir de ella. (Ver foto 1)

En los primeros y escasos rellanos helados que ofrecen las exigentes rampas, empiezo a ver sherpas y montañeros muertos vete a saber de qué expedición. Me detengo ante uno que debió estar muy resfriado antes de congelarse porque de las narices le cuelgan unos carámbanos tan grandes que le hacen parecer una morsa. También al poco rato veo un porteador en cuclillas todo cubierto de hielo, al que debió pillar la mortal helada intentando vaciar los intestinos, porque está con medio culo al aire como los caganers de los belenes catalanes.

Algo que no he dicho es que yo antes de emprender estos retos siempre tomo un chupito de ayahuasca, más que nada porque soy muy espiritual y me gusta establecer contacto con los ancestros, el más allá y todo eso. Así que he cogido de la mano al sherpa y me he puesto a dialogar con él.

-Hola, hermano. ¿Llevas mucho tiempo muerto, o qué?

-No lo sé, amigo. También tengo el reloj congelado.

-¿Y de dónde viniste?

-De tierras lejanas. De la ciudad de El Vendrell, en la comarca del Bajo Panadés.

-¿Lejos? Si eso está a sesenta kilómetros como mucho.

-Ya, pero viniendo a pie con toda esta carga,  te juro que se hace interminable y llegas reventado, tío.

-También es verdad. Oye, pues qué pena que te murieras. Lo siento.

-Sí, bueno, es lo que hay. Esta montaña es tremenda. Está llena de accidentes geográficos. Y todos ellos son graves. 

-Antes de que me vaya, ¿quieres que intente subirte un poco los pantalones?

-Ah, no, gracias, no te preocupes, la verdad es que ya me la suda. 

-Vale. Bueno, pues me voy a ir. No quiero que me alcance la traidora ventisca de la gélida noche.

-Adiós, compañero. Ve con cuidado, no vayas a sumarte tú  al millar de muertos que poblamos esta cordillera. Que tengas suerte.

-Gracias, amigo. 

Después de la charla, decido no entretenerme con nadie más y atacar con bríos la ladera de nieve para llegar lo antes posible a la cima.

Como me resulta cada vez más fatigoso respirar, aguanto la respiración todo lo que puedo, igual que cuando uno bucea, y así respiro menos veces.

Media hora después, como un puto pecholobo, sin ni siquiera recurrir a la lata de redbull que llevaba por si acaso, culmino la cumbre con una emoción tan indescriptible que no se puede explicar con palabras. 

En media hora o tres cuartos, ya he bajado de la montaña y estoy en casa duchándome. Me siento como un campeón. Soy un campeón. Sí.

# posted by Blas Deker @ 8:48 p. m. 0 comments

San Francisco, 2018. Josephine McGruder llevaba varias semanas desaparecida y nadie la había visto en ninguna parte.

Unos empleados de los servicios de limpieza municipal, al abocar el camión en el vertedero vieron un abrigo de cuyo bolsillo sobresalía un carnet de biblioteca. Era de ella.

Avisaron a la policía y acudió un coche patrulla. 

El abrigo estaba súper mugriento, completamente pringado de todo tipo de residuos, restos de comida, pescados podridos, pieles de plátano negras, ratas muertas, pañales usados, etc. y empapado de diferentes fluidos agrios y hediondos.

Los agentes informaron de la situación a sus superiores y ellos decidieron recurrir a Weler, probablemente el mejor perro policía de todo el país, con un historial de éxitos hasta entonces del cien por cien. 

Weler olfateó larga y concienzudamente la prenda analizando uno por uno aquel repugnante cóctel de pestilencias y cuando ya pareció tenerlo claro, se puso en marcha.

Pero esta vez falló. O tal vez no, según se mire: Los policías lo estuvieron siguiendo durante un montón de días, y el perro los llevó a La India.

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En esta imagen podemos ver a Weler, mareándose y conteniendo arcadas.

# posted by Blas Deker @ 12:22 p. m. 0 comments

Hay gente que dice que la Tierra es plana. Y  yo, como me sobra el tiempo, un día decidí comprobarlo en mis propias carnes. Me calcé las zapatas trequin, me colgué la mochila, llené la cantimplora, me hice unos bocadillos, cogí los bastones del Decathlon y empecé a caminar.

En los primeros dos kilómetros, el paisaje era muy llano, todo de trigales, o cebadas, o centenos, o alguna mierda de esas, y el horizonte se veía muy muy muy lejísimos en lontananza, con lo cual, me dije, oye, a lo mejor va a ser que la Tierra es plana. Y continué mi marcha.

Al cabo de unas horas, para mi sorpresa, unos cerros, o colinas, o montes, o alguna mierda de esas, fueron apareciendo poco a poco ante mí y lo que hasta entonces había sido un relajadísimo paseo, se fue tornando gradualmente en la ascensión a unos repechos cada vez más dificultosos. Y eso me hizo dudar. Pero es que detrás de esos montículos apareció un pedazo de sistema montañoso que te cagas, unas montañacas empinadas de la hostia. Y en ese momento claramente comprobé con mis propios ojos que la Tierra no era plana ni de coña, sino cuesta arriba. 

Cuatro horas, varias paradas y un par de bocadillos me costó superar la puta cordillera. Pero después, para mi sorpresa y regocijo, todo el paisaje se puso cuesta abajo, con tan pronunciadas pendientes, que tuve verdaderas dificultades para frenar con los bastones mi marcha y no caer rodando hasta el valle. Ahí yo ya no tenía la menor duda de que la Tierra no era plana en absoluto sino una cosa llena de bultos. Era incontestable que la Tierra tenía más cachos para arriba y para abajo que planicies. Punto pelota.

Las cosas hay que comprobarlas y contar con pruebas fidedignas antes de creer lo que diga el primer bocazas. Si no queremos acabar siendo unos cenutrios, primero hay que ser escéptico y luego empírico. Esa es la fórmula. No me gusta parecer violento ni antipático, pero soy consciente de que mi testimonio ha sido un tremendo zasca en to la boca a los terraplanistas y les pido disculpas por ello, pero es que no hay que afirmar las cosas así al tun tun, porque siempre habrá tontopollas que se lo crean todo.

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# posted by Blas Deker @ 11:34 a. m. 0 comments

Iba conduciendo tranquilamente cuando me detuve en un stop y vi a lo lejos cómo un trozo de plástico oscuro era empujado por el viento y daba tumbos por el asfalto. Parecía una bolsa de basura o tal vez algún tipo de envoltorio. Y de pronto una camioneta le pasó por encima. El corazón me dio un vuelco e inmediatamente aparqué en el arcén, puse los warning y bajé a recogerlo. Lo atendí como pude, lo cubrí con un trapo y con mucho cuidado lo puse en el maletero. Luego salí corriendo hacia el santuario de plásticos más cercano y una vez allí unos chicos majísimos se ocuparon de él y pudieron recuperarlo. Es admirable la labor que hacen en estos centros. Cuando me iba a marchar, lo miré fijamente y ya no pude resistirme. Sentí que un vínculo especial se había formado entre nosotros y lo adopté. Ahora es uno más de mi familia. Yo me tumbo en el sofá, lo pongo en mi regazo y juntos vemos el fútbol y las series. Los niños están encantados y se pasan el día jugando con él. Le ha dado un plus de alegría a la casa.

Y eso es todo. He querido compartir este mensaje para concienciar sobre el altruismo a la sociedad, para mostrarle al mundo que la solidaridad, la compasión, la empatía y el amor, es lo que de verdad nos hace más personas y más humanos. No seas un maldito hijo de puta: adopta un plástico.

# posted by Blas Deker @ 12:19 p. m. 0 comments