lunes, enero 13, 2025
--ME ESTOY DESHACIENDO VIVO--
Desde el instante en que naces y mientras va pasando la vida, todo es irse desprendiendo de uno mismo sin parar, porque cada vez que miccionas, te cortas el pelo, las uñas, tienes una hemorragia, vomitas, se te cae un diente, o te suenas las narices, vas perdiendo volumen de persona, pues todo eso también es tú y se desprende dejándote menor.
No sé cuántos kilos de pelo habré tirado a lo largo de mi vida, o qué cantidad de mi pellejo y caspa habrá ido a sumarse al polvo que enguarra los muebles, pero eso estaba tan legítimamente autorizado a ser yo como mis pies o mis costillas.
Pero aún puedo subir la apuesta: Cada vaho que sale de mí en cada palabra, aliento y suspiro, también es un trozo de yo que huye de mí menguándome. Y las ideas incluso -que no por intangibles son menos yo-, cuando las olvido son un fragmento de mi ser que me abandona para siempre.
Y es que hasta los sonidos que emanan de nosotros, nuestra voz, nuestros ronquidos, toses, regüeldos y estornudos, son ondas de un yo que desaparecen en el espacio. Y me pregunto mirando al suelo ahora que paseo por el campo, si cada vez que una nube borra mi sombra, también un porcentaje de mí me estará siendo arrebatado. Me cago en la jodida nube.