domingo, julio 14, 2024
--LOS VAGOS, ESA LACRA--
Les llamamos sacerdotes, monjas, frailes, lamas o fakires, pero sólo son eufemismos. En realidad la palabra que les acierta es VAGOS.
Todas las personas que dedican su existencia al rollo contemplativo, recogido, místico, monástico y conventual, son simple y llanamente putos vagos: probablemente los mayores del universo.
No puede haber nadie más haragán, más flojo, más inútil y más perro, que cualquiera de esos cabrones. Es que es de cajón, hablo en serio: Se meten en esas mierdas para garantizarse no dar ni golpe en su puta vida y no doblar la bisagra jamás. La única vocación que les mueve a ingresar en conventos o monasterios es la de la holgazanería absoluta.
Y, amigo, cuando te encuentres con un vago, no tengas dudas de que es nocivo, porque no hay vago bueno. Aunque a veces digas, oye, pues Fulanito es bastante pasivo y tranquilote pero es buen tío. ¡No! ¡Error!: Alguien que no se esfuerza ni para sí mismo, menos lo hará por ti ni por nadie. La única diosa que veneran ese hatajo de hijos de puta es La Diosa Pereza y sólo te harán un favor si hacerlo no les cuesta ningún esfuerzo.
Conclusión irrefutable: Cómo te vas a poder fiar de alguien que es capaz de renunciar a la propia vida con tal de no hacer nada.