domingo, marzo 17, 2024

 

--EL BLOG DEL VIAJERO--

 

QUÉ VER Y DÓNDE COMER EN MONFRAGÜE DE LA CHOPERA.

Aprovechando un fin de semana largo, mi familia y yo fuimos a parar a Monfragüe de la Chopera, que es un pueblecito situado entre el Cerro del Pinillar y la cuenca del río Guadalajete. Se llega por la comarcal TC430 y luego se toma la pista forestal que hay junto al Hostal Restaurante Casa Genaro. Está cerca, sólo son un par de kilómetros de subida y enseguida se llega.

Aparcamos la caravana en un prado que hay a la entrada, echamos el típico vistazo panorámico y como nos estábamos imaginando, Monfragüe de la Chopera es una mierda de pueblo. Allí se puede visitar en lo alto de la colina -si hay huevos de trepar por lo que en algún momento fueron escaleras talladas- unos restos de piedracos diseminados sin orden alguno por entre las matas y que un cartel hecho polvo asegura que son las ruinas de un castillo, aunque realmente lo único que vimos de verdad fueron cagadas de ovejas, de perro y de pastor, siendo imposible dar un paso sin llevarnos en las suelas una gruesa capa de ellas.

En lo que es el pueblo, destaca la calle mayor -porque es la única- que va a dar a una iglesia a la que le falta medio tejado, un cacho de pared y parte del campanario. Según nos dijo un vecino de noventa y cuatro años, la última vez que se ofició ahí una misa fue cuando lo bautizaron a él y se hizo en latín. Detrás de la iglesia encontramos un pequeño cementerio con la verja caída y seis o siete lápidas cubiertas de verdín, de cagadas de oveja, de perro y de pastor.

Una vez concluida la visita, oliendo a estiércol y picados de tábanos, bajamos al restaurante. Nos quedamos alucinando cuando vimos en la pizarra que el menú costaba cuatro euros. Ya se sabe que en los pueblos pequeños todo es más barato, pero, ¡sólo cuatro euros!… Eso nos pareció muy raro, aunque luego vimos de qué iba la cosa: Todos nos hemos encontrado con que últimamente en muchos menús se incluyen platos con suplemento, pero lo de Casa Genaro es ya de nivel estratosférico. En la ensalada verde, el suplemento por las vinagreras era de trece euros; en los macarrones, el tomate dieciséis; en las lentejas con chorizo, el chorizo veintidós y la cuchara diez; en el sanjacobo, treinta y tres por el rebozado; en la merluza marinera, veintiocho por gamba, diecisiete por mejillón y catorce por almeja; en las carrilleras, veintinueve por las patatas panadera y cuarenta por el aceite de oliva; en los pimientos del piquillo, treinta y dos por el relleno; en la trucha navarra, veinticuatro por el jamón; en el flan, quince por el chantillí y doce por el caramelo; en los profiteroles, diecinueve por el chocolate; y en los cafés e infusiones, ocho por el azúcar blanco, nueve por el de caña, o trece por la sacarina... Y todo ello sin incluir el agua, el pan, el vino, ¡ni el IVA!. Además el lavabo también era de pago, papel aparte... Total, que a mi mujer, mis dos hijos y a mí nos costó comer mil euros y pico. Por supuesto pedimos el libro de reclamaciones, pero el señor Genaro nos dijo que muy bien, pero que cien euros por sacarlo y ochenta por dejarnos el boli para redactar la queja. De modo que nos largamos de allí a toda hostia antes de que nos cobrase por usar la puerta. 

Monfragüe de la Chopera, si hay un lugar realmente inolvidable es ése. Sigan mi blog de viajes para conocer el mundo. Hasta la próxima, amigos.

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