domingo, junio 11, 2023

 

--EL INTRUSISMO--

No hace demasiado tiempo, el clero tenía bastante influencia en la sociedad. Así pues, los curas se atrevían a dar lecciones de sexualidad y vida conyugal a las parejas que iban a contraer matrimonio. O sea, unas personas que no se iban a casar nunca y que habían hecho voto de castidad, se pretendían capacitados para instruir en esa materia.                                                                 No creo que haga falta ser premio nobel para ver que no tiene ninguna lógica.

Pues bien, tomando esa reflexión como clarificador ejemplo, explicaré la que tuve ayer al pasar frente a una clínica veterinaria: Como la puerta era de vidrio, a través de ella pude ver que dentro había un señor uniformado con gorrito, bata y pantalón de tela verde, palpando la barriga de un caniche sobre una mesa. Y fue entonces cuando pensé que aquello era como lo de los curas. ¿Qué mierdas va a saber una persona de las cosas de un animal? Eso es meterte donde no te llaman, joder, es de primero de intrusismo laboral. El tío ese nunca ha sido ni será perro, gato, vaca, o agapurni, y puedes apostar a que jamás tendrá pulgas, garrapatas, moquillo, ni parvovirosis. 

Los veterinarios, para ir bien, deberían ser como mínimo hombres-lobo, centauros, minotauros, o algo así. De esa forma al menos cuando tratasen con animales, sabrían perfectamente de qué va el asunto. Y para ayudar en los casos más leves y rutinarios, yo creo que con algún chimpancé bien entrenado habría suficiente.

0O0O0O0O0O0






Comments: Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?