domingo, junio 18, 2023
--LA JUSTICIA ESTÁ EN LA PROPORCIONALIDAD DE LAS COSAS--
Cuando observo por la tele a los ciclistas profesionales, con su montón de coches de asistencia cargados de bicicletas, su equipo de mecánicos, de utilleros, de masajistas, su director dándole ánimos o instrucciones y cuarenta motos retransmitiéndolo todo, se me llevan los demonios.
Luego, en las carreras populares que se celebran por cualquier municipio, también veo que cuentan con una asistencia, unos medios y una organización proporcional a la categoría del evento.
Pero a partir de ahí se acaba la justicia. ¡A los ciclistas domingueros que nos jodan, ¿no?! ¡¿Dónde está la justa proporción que todo ser humano merece?!
Y me sobra razón para indignarme, porque tengo 62 años y por tanto llevo muchísimo más tiempo yendo en bici que el chulomierda que gane el Tour.
Y no estoy pidiendo sus privilegios, no nos confundamos, lo que pido es una atención proporcional. O sea, yo entiendo que a mí, dada mi categoría deportiva, me tocaría por justicia cuando salgo a dar una vuelta, un tío de avituallamiento con galletas marías, un coche de esos sin carnet con una bomba de inflar, una lata de acuarius y una cajita de parches para pinchazos, un mecánico que podría ir por ejemplo en patinete y un par de personas en sillas de ruedas grabando lo más emocionante de la etapa con el móvil.
Eso sería lo justo, lo lógico y lo razonable. Yo lo veo así.
