domingo, marzo 19, 2023

 

--TERAPIA--

-Buenos días doctor.
-Hombre, ¿otra vez por aquí?
-Sí. Es que para mí es como una necesidad acudir de vez en cuando al siquiátrico. Y usted es mi siquiátrico de confianza.
-Parece que le gusta la cosa de la terapia.
-Sí. Para mí la terapia es como una terapia.
-Muy bien. Pues cuénteme qué le ocurre ahora.
-Que me siento desafinado con respecto de la vida y de todo. Siento que no estoy en la misma sintonía que el mundo. Por eso digo lo de desafinado.
-Bien. ¿Del uno al siete, en qué nivel de desafinación diría que se encuentra?
-En lo más alto. Desafinado como el relincho de un burro.
-Los burros no relinchan, rebuznan.
-Bueno, se podría decir que el rebuzno es el relincho de los burros.
-Ya, y el mugido el ladrido de las vacas. 
-Ya le he dicho que desafino. Mi mente desafina y como consecuencia mis pensamientos también.
-Bueno, pues comencemos. Recuéstese en el diván, si es tan amable.
-Si no le importa preferiría continuar de pie.
-Vale, de acuerdo, pero en ese caso por favor bájese del diván, que me lo va a deformar.
-Ah, sí, sí, disculpe.
-Venga pues, vayamos al asunto. ¿Desde cuándo nota usted su disonancia con el mundo?
-Desde que me di cuenta de que el resto del planeta ya no se relaciona conmigo como lo hacía antes.
-Continualice.
-Yo hasta los treinta años era ágil, alto, delgado. Y me podía comer un cachalote frito, que no pasaba nada, seguía igual de grácil y esbelto. Iba por los sitios y las chicas me miraban con interés. Y ahora, que sólo como ensaladas y pavo a la plancha, estoy gordo, mido cinco centímetros menos y me cuesta un huevo subir una escalera.
-Vaya vaya.
-Y lo que es peor, ninguna chica se fija en mí cuando me paseo una y otra vez ante ellas por los parques y zonas de ocio. Es como si mi vida hubiese sido cortada por la mitad. En la primera mitad he sido una persona en sintonía con el universo y en la segunda soy un ser desafinado cuyo autotune no emite en la misma frecuencia que el resto de la gente.
-Pues yo diría que posiblemente las chicas no le hacen caso porque en la primera parte de su vida usted tuvo como máximo treinta años, y en la segunda ya tiene más de sesenta.
-¿Es su opinión profesional?
-Me temo que sí. Pero, déjeme incidir en algo que me ha intrigado sobremanera: ¿O sea que usted va a los sitos donde se reúne la juventud para pasearse ante las muchachas?
-Sí, pero ya le digo, que no me hacen ningún caso. Supongo que les echa para atrás mi barriga, mis arrugas y mi boina. Esta versión actual de mí tan desafinada.
-Pero, ¿hace eso porque se siente solo? ¿ es usted viudo o divorciado?
-Qué va. Si yo voy siempre con mi mujer a todas partes.
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