lunes, diciembre 12, 2022

 

--LA LEYENDA DEL BIGFOOT Y CÓMO SURGIÓ EL VINO--

 

Allá por el siglo catorce (que en números romanos se escribiría VVIIII) ocurrió que un ser extraordinario, conocido como Bigfoot (que en español sería Piegrande) bajó de las montañas de Valdezcaray a los terrenos más llanos de La Rioja (que en latín sería Riójumum) y debido al enorme tamaño de sus extremidades arrasó un montón de arbustos de la uva (también conocidos por las siglas VID) que consumían habitualmente los lugareños en sus postres y sobre todo en fin de año.

Afortunadamente un campesino se acercó con Canelo -un bonito mastín gris y blanco- para contemplar el desastre y observó que bajo cada viña aplastada había un pequeño charco de fruta machacada que el perro lamía con gran entusiasmo. Esto le hizo pensar en que tal vez el zumo de las uvas bien pudiera aprovecharse como bebedizo. Así que deduciendo que ese jugo era el resultado de que un gigantón las hubiera pisoteado, lo que hizo fue recoger todos los racimos que quedaban esparcidos por el suelo, llevarlos a su casa, meterlos en un barreño y pisarlos. Después el caldo obtenido lo guardó en un barril y poco a poco lo fueron consumiendo él y su familia para acompañar las comidas, percatándose de que con el paso del tiempo se iba poniendo más fuertecillo y causaba mayor alegría.

La noticia corrió por pueblos y aldeas y poco a poco casi todos se hicieron viticultores, hasta llegar a nuestros días en que La Rioja cuenta con infinidad de productores que abastecen de vinos de todas las calidades a medio mundo. Cuando uno visita esas inmensas bodegas con sus barricadas a derecha e izquierda (una barricada es una sucesión de barricas alineadas) las puede encontrar desde viejísimas de roble renegrido para los vinos de gran reserva, como de roble nuevo para vinos de crianza, o de aglomerado de pino para vinos de tetrabric.

Así que la invención del vino, quién lo iba a decir, se la debemos al Bigfoot y su patosa incursión en nuestra tierra. 

Y eso sería todo, pero antes de concluir, como dato meramente informativo, me gustaría añadir que en la actualidad, a falta de Bigfoots, en las zonas vitivinícolas son muy valorados los pívots de baloncesto.


Esta imagen certifica el empleo de Bigfoots hasta los años 60 del pasado siglo.



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