jueves, marzo 12, 2020

 

--MIS PROBLEMAS CON LOS LIBROS--


Yo siempre me compro los libros en mercadillos, pero la pega que tienen es que en los ejemplares que están muy usados, se nota la huella que dejaron sus propietarios. 
Y es que a todas las cosas de segunda mano les pasa lo mismo. Es lógico.
Cuando te compras ropa o zapatos usados, conservan el molde de quien los vestía. Cuando compras un coche viejo, tiene los vicios de conducción del dueño que lo llevaba. Y cuando compras muebles usados, presentan las rozaduras y desgastes producidos por quienes los utilizaron. 
Pues en los libros no iba a ser diferente. Es la hostia, yo me he encontrado en una antología de Gustavo Adolfo Bécquer el siguiente verso:
Volverán los azules papagayos de tus palmeras sus nidos a colgar”, lo que muestra sin duda que ese libro debió estar muchísimo tiempo en manos ecuatorianas.
Y en una edición de Hamlet que seguramente pasó por un montón de lectores mejicanos me sorprendí leyendo ésto:
“Ser o no ser, esa es la pinche cuestión wey.”
Y a algún colgao de instituto le debieron regalar un Quijote que compré hace poco, porque en un pasaje me sorprendió Sancho Panza diciendo:
“A veces me barrunto si vuesa merced estará to loko.”
Y no pude evitar la risa cuando en el clásico de Zorrilla leí que Don Luis Mejía se expresaba de así:
“Va y resulta que ye un gallu, el Tenoriu este”, lo que evidencia con total claridad que esa novela la tuvieron asturianos.
Y podría citar cientos de ejemplos más, pero ya es suficiente.
Los libros usados tienen esas cosas, pero bueno, como son tan baratos, se les perdona.



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