sábado, septiembre 01, 2018

 

--CRÓNICAS DEL FUTURO - AÑO 2056 - AMBULANCE TRASTORNG, EL CICLISTA MÁS ASTUTO JAMÁS VISTO--


Presentador- Buenos días, señor Ambu.

Ambulance Trastorng- Buenos días, pero mejor llámeme Lance.

Presentador- Muy bien, señor Lance. Usted es el ciclista más grande de la historia y con enorme diferencia. Ganó todos los Tours, los Giros y las Vueltas del año 2020 al 2027, además de olimpiadas y mundiales. Es decir, todo. Algo realmente increíble. Ahora que ya ha pasado el tiempo, ¿puede explicarnos cómo pudo hacer tal cosa?

Lance- Simplemente fui más listo que mis rivales.
Desde los tiempos de Perico Delgado, hasta los de mi tocayo Armstrong, pasando por Indurain, el mundo de la bicicleta no paraba de evolucionar; la fibra de carbono sustituyó al aluminio, los cascos se hicieron cada vez más aerodinámicos, los materiales más ligeros… en fin, la eterna lucha de los ingenieros por reducir el peso de las máquinas.
Y en ese contexto, a mí se me ocurrió algo que a los demás no. Yo pasé de transfusionarme sangre, de tomar sustancias dopantes, de ocultar motores eléctricos en la bici y de todo lo que hacían los demás y que acababa siempre por ser descubierto y sancionado.
Yo era un corredor bueno, por supuesto, y hubiese ganado alguna carrera seguramente. Pero si alcancé ese increíble palmarés fue por mi audacia, por estar muy por delante del resto en cuanto a imaginación e ingenio.

Presentador- ¿Pero nos va a desvelar la clave o no?

Lance- Si hombre, no se ponga nervioso, je je. 
Llegó un momento en que a las bicicletas ya no se les podía bajar más el peso. Todo tiene sus límites en esta vida. Entonces yo pensé en cómo podría reducirle el peso a la otra parte del ciclismo: al ciclista, o sea a mí, je je.

Presentador- Pero, bueno, hacer dieta está al alcance de todo el mundo y a demás se pierde fuerza, resistencia, etc. ¿no?

Lance- No, no se trataba de adelgazar y quedarse como una anguila, en efecto. Verá, aquí viene el bombazo: yo tengo los fémures, las tibias, los húmeros, etc. de fibra de carbono, como los propios tubos de la bici, je, je.

Presentador- ¡No me joda!

Lance- Sí, je, je. Yo cada vez pesaba menos. A medida que entre carrera y carrera me cambiaba un hueso, bajaba unos gramos importantísimos. Mientras los demás equipos se devanaban los sesos intentando restarle diez gramos al sillín o a las llantas, yo bajaba un cuarto de kilo cambiándome toda la parte de arriba del cráneo por un cuenco de carbono forrado de porexpán, con lo cual además me ahorraba el casco.

Presentador- Pero, bueno, ¿y al final, cuánto de usted era de carbono?

Lance- Mucho. Cada temporada me sustituía algo. Costillas, clavículas, pelvis… Mire, a modo de anécdota, en el 2023 tuve mi primer hijo, y dos años más tarde, gemelos. Pues bien, me iba a hacer la vasectomía cuando pensé que podía aprovechar para cambiarme los testículos por unos sintéticos, pero al final aún tuve una idea mejor, me los capé directamente y gané por partida doble: me quité más peso y encima me libré de las molestias que dan los huevos muchas veces cuando no se acomodan bien sobre el sillín. 

Presentador- ¡Asombroso!


Lance- Sí, je, je. En mi último Tour yo que medía 1’82 y estaba perfectamente musculado, pesaba sólo 37 kilos, je, je. Subía los puertos como una puta centella, je, je.




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