Blas Deker.-- Caras B y Rarezas.

Charles Darwin fue un apasionado investigador de la evolución de las especies. Pero eso era hace mucho tiempo. Y la cosa es que aunque él esté muerto, la evolución no.
Darwin, lógicamente pues, se ha perdido todas las evoluciones que se han continuado dando en la naturaleza desde que palmó en 1882.
Y es una lástima, porque seguro que se entusiasmaría con los signos evolutivos que yo, un científico bastante más modesto, tengo bajo el punto de mira en la actualidad.
Iré al grano: Vengo observando en los últimos años un fenómeno que me resulta muy interesante, y es que me he dado cuenta de que en cada vez más señoritas (y también en algunos muchachos) se da la circunstancia de que el meridiano que separa verticalmente los glúteos va ganando terreno año tras año en sentido ascendente, es decir, que la canal del culo a muchas chicas les llega casi hasta el pescuezo. Ello por supuesto se hace evidente gracias a un tipo de pantaloncillos ultraceñidos que se ponen en época estival.
Daría mi cuenta en Andorra por saber qué hubiese opinado de esto el señor Darwin, pero mi teoría es que generación a generación y por causa de la tecnología, la robótica, la domótica, la ofimática y la televisión, el culo va avanzando lenta pero inexorablemente hacia la cabeza con la clara intención de apoderarse del cerebro.
Supongo que si esta dinámica persiste, el cuerpo humano quedará conformado de la siguiente manera: tendremos las patas muy largas, poco tronco, y la cabeza será cabeza y culo a la vez, con lo cual todos los detritus, tanto de materia fecal como intelectual se procesarán juntos en la misma cavidad.
Por supuesto, no estoy en disposición de aventurar cuánto tiempo falta para que se complete dicha operación, pero hay días que pienso que no mucho.
Muchas gracias.