domingo, enero 22, 2017

 

--ENTREVISTA EXCLUSIVA A ÍÑIGO ERREJÓN--



PERIODISTA- Buenos días, señor Íñigo.
ÍÑIGO- Buenos días, señor Periodista.
PERIODISTA- Desde hace un par de años está usted cada día presente en los medios de comunicación, pero hay cosas importantes que el gran público ignora sobre su vida.
ÍÑIGO- En efecto, así es. Y si he aceptado su entrevista para divulgar algo muy íntimo y personal es porque le considero a usted un informador serio y respetable.
PERIODISTA- Empecemos pues si le parece. La gente suele bromear sobre usted porque tiene un físico digamos escaso.., pero esto no siempre ha sido así, ¿verdad?
ÍÑIGO- Efectivamente. Yo de adolescente llegué a pesar 178 kilos, lo que supuso un auténtico riesgo para mi salud. Por caprichos de mi morfología, padecí una obesidad muy severa. 
PERIODISTA- Caramba. Pues nadie lo diría. Es increíble. ¿Y cómo puede explicar ese cambio tan rotundo?
ÍÑIGO- Pues verá, en un importante hospital de Estados Unidos estaban experimentando una técnica para resolver la obesidad mórbida. Y aunque la tenían aún en fase inicial, yo me ofrecí para que practicasen conmigo. Pretendían desarrollar una alternativa quirúrgica menos arriesgada que la reducción de estómago.
PERIODISTA- ¿Y de qué se trataba concretamente?
ÍÑIGO- Pues de algo muy imaginativo, digamos que en vez de reducir el depósito de los alimentos, más inteligente sería dificultar la entrada al cuerpo de los mismos. O sea una reducción de boca. Técnicamente una morricoplastia. 
PERIODISTA- Caramba. Asombroso. Cuente, cuente.
ÍÑIGO- Con mucho gusto. Yo antes de la operación tenía más boca que la Julia Roberts, imagínese. Cuando soltaba una carcajada se me veían las orejas por dentro y en un buen bostezo la calavera al completo. Y con esas fauces tan descomunales, comía de un modo que ni los cocodrilos. Por ejemplo: para mí una mandarina, una magdalena o un canelón eran sólo un bocado, y una hamburguesa dos o tres a lo sumo.., y así con todo. Engullía como una hormigonera. Era un horror. Estaba desesperado. De modo que me redujeron la boca hasta el tamaño este.
PERIODISTA- Mmmm, por favor, señor Íñigo, no se lo tome a mal, pero hay algo que tengo que preguntarle: ¿Era necesario reducir tanto?
ÍÑIGO- Bueno, igual se nos fue un poco la mano. Los doctores me aconsejaron un par de tallas más, pero como digo, en ese momento estaba tan desesperado que preferí pasarme a quedarme corto. Y bueno, lo cierto es que desde entonces estoy hecho un chavalín.
PERIODISTA- Desde luego es innegable que ha funcionado, no hay duda... ¿Y no tiene ningún efecto secundario?
ÍÑIGO- No de importancia. Verá usted, si antes me zampaba una pizza como el que comulga, ahora me tiro media hora para comerme un níspero. Pero ha valido la pena. Ah, y silbo de puta madre, que antes no sabía.
PERIODISTA- Me alegro sinceramente, señor Íñigo.
ÍÑIGO- Muy amable, señor periodista.
PERIODISTA- Eso es todo. Muchas gracias.
ÍÑIGO- A usted.


Comments:
Esto tb sirve si ves que la novia come mas pollas que las recomendadas (que suele ser una)
 
Recomendadas por el modelo monogámico.
Walrus gorrino.
 
...o monoándrico, o como se diga
 
Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?