Blas Deker.-- Caras B y Rarezas.

Depresión del YO en estado puro. Mirada a un interior. No gusta. Y dice. Tengo un YO feo. Soy un adefesio interno. Por eso no quiero salir de él. Quisiera tener eso que llaman BELLEZA INTERIOR. Pero soy horrendo por dentro. Estoy tomando cremas cosméticas para que se me ponga guapa la cosa. Me depilo las vellosidades intestinales. Me aplico hidratantes en el páncreas. Me inyecto silicona en el corazón para tenerlo tan grande que no me quepa en el pecho. Todos se enamoran de mi físico, de mis facciones perfectas, de mi sano color de piel, de mi esbelta figura, de mi estatura, de mi complexión, del brillo de mis ojos, de mi grácil movimiento. Pero por dentro soy feo. Mi YO es feo. Mis entrañas son feas. Y mis sentimientos son feos. Por eso no salgo de mi. Tengo un YO que me gustaría que fuera de otro y no mío. Con lo feos que son los demás, y la belleza interna que tienen. Hay que joderse. Mira que llegan a ser feos todos ustedes, más feos que orinar desde el balcón, más feos que pelearse en un entierro, más feos que pegarle además al muerto, más feos que el gentilicio de Calahorra, más feos que sonarse con la bufanda, más feos que comulgar con cuétaras, más feos que las afueras, más feos que una ostra, un berberecho y una navaja juntos, más feos que un rape, más feos que herrar a un pato, más feos que sorber la paella, más feos que el mapa de Mauritania..., en fin, muy feos. Pero no me obsesiona. La envidia no me obsesiona. Algún día seré interiormente hermoso, me abriré en canal y me haré el amor.